miércoles, 16 de julio de 2014

Una visión de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, desde 1941, contada a través de una historia oral y apoyada por elementos visuales: fotografías y video, para su reconstrucción.


30/04/2014



Facultad de Ciencias Sociales,
Campus III

Licenciatura en Historia, 2do. Semestre.
Materia: Geografía Histórica
Catedrático: Pablo Uc González
Alumna: Elizabeth Aracely Pérez Bezares.



Tema:
“Una micro visión del tiempo-espacio”
Título:
Una visión de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, desde 1941, contada a través de una historia oral y apoyada por elementos visuales: fotografías y video, para su reconstrucción.
Pregunta general:
¿Cómo era la  vida en San Cristóbal de Las Casas y cómo era la vida en las comunidades, desde 1941?
Preguntas específicas:
¿Cómo se manifiesta la apropiación del espacio en la identidad individual?
¿Cómo era la vida social y sus particularidades?
¿Cuáles son los cambios geográficos más importantes? (físicos y ambientales)
¿Cuáles eran las costumbres en cada territorio específico? (diferencias entre la ciudad y las comunidades)
¿Cuáles son los componentes reales de un territorio y su implicación en el individuo?
Objetivo:
Este trabajo se centra en una visión del tiempo y  espacio, en San Cristóbal de Las Casas, por medio de un recorrido a través de la memoria. Desde la perspectiva de H. Mazurek, donde los actores sociales son un sostén del espacio y tiempo, del territorio mismo: “la esencia del espacio es social”. (Espacio y territorio, Instrumentos metodológicos de investigación social, 2006, pp. 12)
Como dice Milton Santos “el lugar siempre está cambiando de significado”, por eso pretendo rescatar una visión microscópica, que aunque pequeña, muestre un fragmento necesario para la comprensión de esta localidad, sus cambios,  continuidades y discontinuidades.
Por último, también dará como resultado una propuesta visual que ejemplifique y  reconstruya, hasta donde sea posible, ese trozo de realidad (espacio-tiempo), además de la fundamentación teórica escrita del ensayo.
Justificación:
Este es un intento por preservar un fragmento de la memoria colectiva de la cuidad, por recuperar el origen y mostrar lo que permanece,  lo que ya se ha ido.
Considero que las ciencias sociales no deben perder de vista esa visión del individuo como ente subjetivo portador de conocimientos, que permite contextualizar la identidad de una región, como menciona Mazurek “el lugar es inamovible pero cambiante.” (2006, pp. 18)
Entender pues la Geografía y la historia como entes vivos, en transformación constante y asomarnos a un pasado particular que se  universaliza, a través de un testimonio que ayuda al enriquecimiento cultural.
También es un intento por recuperar el origen, un origen propio y común, ya que como dice Luis González: “Las rememoraciones son cada vez más escasas, quizá porque la escuela ha dado en desdeñar el cultivo de la memoria o quizá por el atiborramiento de noticias de la radio y la tele. La tradición transmitida oralmente está perdiéndose. Es necesario apresurarse para recoger sus últimas voces”. (Todo es historia, 1989, pp.232)
Hipótesis:
Considero que una micro visión refleja lo particular pero también lo universal,  que  representa el imaginario de una colectividad.
Como en algunas obras de la literatura universal Comala, Macondo, el Llano Grande,  Ciudad Real… representan una realidad única, rica y diversa, que a pesar de sus diferencias puede identificarse con una realidad común que se presenta también en muchos otros pueblos, a lo largo de toda América Latina.
Por eso creo que es importante dar valor a una voz y contextualizarla, porque muchas veces llega a representar a las demás voces silenciadas, que por diversos factores no pueden expresar su testimonio.
Creo que muchas veces es en lo pequeño en donde se refleja lo significativo. Para mí es importante recoger esta partícula de la memoria colectiva de la ciudad y sus alrededores, (la ciudad como núcleo, y a veces sólo como parte de un centro mayor, que incluye la vida en las comunidades) que presenta una visión caleidoscópica, donde el universo se ensancha a través de un prisma.
Parto de una realidad que quizá ejemplifica a muchas otras, que coincidieron en esa misma época y  lugar y que adquiere importancia como parte de la memoria histórica de este territorio. Como dice Korosik: “Cada fenómeno puede ser comprendido como parte de un todo” (Unzúe, Geohistoria, pp.245)

Desarrollo
Desde la perspectiva de la apropiación social, “la localización es un acto social de inscripción de un lugar en la especificidad.” (Mazurek, 2006, pp. 11), desde ese punto de vista el espacio y el tiempo no tendrían sentido sin el papel que juegan los actores sociales.
Así como desde la línea de la ecología cultural de Armillas, Palerm y Wolf, el hábitat es una variable dependiente en la forma de vida de una población.
Por eso me parece importante rescatar el papel del individuo y de la historia oral como un medio útil para llegar a una aproximación más real de nuestro origen, un conocimiento más certero del espacio que ocupamos, espacio vivo que presenta cambios a través del tiempo, los cuales deberíamos conocer para comprender mejor las significaciones actuales.
Como señala Andrés Fábregas “el cúmulo de historias pueblerinas cobraron su verdadero valor como fuentes para el conocimiento científico. Pasaron a ser indispensables medios de información que aportaban datos valiosos para el entendimiento de la región”. Y añade: “hay que agregar el recuerdo de la gente como dato confiable y a veces más, que el propio relato histórico”. (Introducción a la historia Local, 1978, pp.7)
El testimonio oral puede aportar aquellos datos simplemente anecdóticos que tanto han llamado la atención a los historiadores anticuarios, pero también reflejan una visión del pasado que es necesario conocer; no podemos saber a dónde vamos sin tener una idea más o menos clara de dónde venimos.
Dice Castillo Ramírez: “Los nuevos historiadores se preocupan por buscar la relación que las evidencias tienen con la realidad que les dio origen, como huellas de la actividad humana que brinda una versión de tal realidad; son un tipo de memoria histórica”. (Testimonios autobiográficos y conocimiento histórico, en uso de la construcción de las fuentes orales, 2007, pp. 19)
Por otro lado, la idea del “origen” ha sido trascendental en  todas las culturas, siempre ligada al espacio, a la proveniencia del “lugar”. Al tiempo como sucesión, como contraposición a la eternidad estática, el tiempo con sus diferentes modalidades: continuo, discontinuo, de corta y de larga duración… que atañe a los diversos momentos de nuestra vida y representa cambios ideológicos, físicos y sociales a través de nuestra historia.  
Este es mi acercamiento al origen, al propio, por medio de una pequeña historia que abarca datos desde mi tatarabuela: Concepción Lara nacida en 1880, en Simojovel, Chiapas.
Hacia un origen común, partiendo de la visión de mi abuelo: Francisco Bezares Román, que nació el 4 de enero de 1941 en el barrio del cerrillo y ejerció como maestro en comunidades rurales desde 1957, durante 35 años.  Representa la historia de muchos otros maestros rurales. Aporta datos sobre los lugares en los que vivió en el estado: Jocosic, Matazano, San Pedro Soledad, Chihuahua, Tenango, Palmira, Corralito, Huitepec Ocotal, San Felipe, Alcanfores y La Era.
 Habla de la vida en estas comunidades y sus diferencias con la ciudad de San Cristóbal, que aunque pequeña en ese entonces (en 1950 tenía 12 barrios)  siempre representó, por suerte o por desgracia, un “centro” geográfico  para la mayoría de la población.
Migración continua a la que mi abuelo se acostumbró desde pequeño, pues mi bisabuela: Ana Román Lara nacida el 27 de julio de 1917, también fue maestra rural, una de las pocas que en ese entonces había en el estado, sin embargo esto no alteró su identidad de Sancristobalense (más que de “coleto”, pues a decir suyo, eso engloba puntos de vista muy  tradicionales).
El trabajo también ahonda de manera breve, en algunos sucesos importantes como: la aparición definitiva de la luz eléctrica en 1947 (las 24 horas), los transportes que se utilizaban, la última inundación, en 1973,  y como se vivió en Tuxtla y San Cristóbal la explosión del Chichonal el 4 de noviembre de 1982.
 Es pues, una visión subjetiva del espacio-tiempo, como lo es la  subjetividad de lo humano, que sin embargo puede llegar a objetivarse y contextualizarse, para no perder de vista el papel fundamental del individuo como sujeto cognoscente, como afirma Segato, repetidamente: “no hay territorio sin sujeto de apropiación”, “territorio se constituye en significante de identidad (personal o colectiva), es la identidad la que genera, instaura el territorio” (En busca de un léxico para teorizar la experiencia territorial contemporánea, pp. 77).
Por su parte Orella Unzué también añade conceptos del “espacio geohistórico  como “producto social”, y “construcción social”, que se sostienen de forma teórica en lo afirmado por Milton Santos, Emmanuel Wallestein y Ferdinand Braudel. Refuerza el concepto de lugar entendido como la combinación de “identidad, instituciones locales y vínculos globales” en transformación permanente. (Geohistoria, pp. 235.)
El presente ensayo se ve complementado por el video que engloba fotografías del archivo de mi abuelo, e imágenes de archivo de Jorge Mayorga, quien ha recopilado  gran cantidad de material gráfico de la ciudad, así como la entrevista, con preguntas abiertas, medio por el cual, busqué reconstruir ese fragmento temporal y espacial, desde la representación de un actor social.  Como dice Luis González: “la microhistoria más que saber aspira a conocer. El relato microhistórico comporta, por definición, la comprensión de los actores”.  (Terruño, microhistoria y ciencias sociales, 1991, pp. 30)

Conclusión:

Según  Castillo Ramírez, “la historia oral no sólo es un recurso del conocimiento histórico, sino también un ejercicio liberador”. “A través de la historia oral se puede conocer la resistencia de la gente, su capacidad para enfrentar la adversidad, un encuentro entre seres humanos que buscan comprender su mundo y el lugar que en él ocupan.” (Testimonios autobiográficos y conocimiento histórico, en uso de la construcción de las fuentes orales, 2007, pp. 41, 42.)
Como metodología de investigación, sin duda aporta datos útiles al conocimiento histórico y también aporta una experiencia enriquecedora que ayuda a la formación de  “científicos sociales” con una visión más cercana a la gente y a la colectividad de su entorno.
Además me obliga a replantearme el papel de “núcleo rector”, que históricamente ha jugado San Cristóbal, de dónde viene la idea de la supremacía cultural,  que ha persistido durante mucho tiempo en el imaginario de la sociedad “coleta”. Para mí San Cristóbal de Las Casas, es y ha sido un “núcleo” dependiente de las comunidades aledañas, (como la mayoría de ciudades) dependiente en cuanto al amplio sector alimentario, del campo como sustento de vida y de, prácticamente todo lo concerniente al sector productivo.
¿Cuál es la periferia y cuál es el centro? Ambos se complementan,  se retroalimentan, están ligados uno al otro, el centro no es centro sin la periferia.
 En cuanto a la movilidad social, también están relacionados, por el obligado movimiento de los actores, que como todo acto social tiene repercusión en la comprensión de un lugar y sus significados. Pues son esos actos sociales los que conforman la identidad individual y colectiva de un espacio.
Las comunidades rurales, tienen más desarrollado ese nexo con la tierra como “pachamama”, la tierra como dadora de vida y del sustento diario, quizá por ello dejan una huella tal en la vida de los individuos. Creo que esa añoranza por el terruño es tierra fértil para la comprensión Geohistórica y una puerta de entrada, para la formación de la “nueva historia”.
O como diría Milán Kundera: “El grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido, la lentitud es proporcional al grado del recuerdo.” (La lentitud, 1995, pp. 147)   
Anexos:
Coapilla
 
 


Preguntas de la entrevista:
1.    ¿Dónde y cuándo nació?
2.    ¿Cómo era ese barrio?
3.    ¿Cómo se divertía con los niños del lugar? (paseos, juegos etc.…)
4.    ¿Cómo describiría a San Cristóbal en ese entonces? (clima, población, ideología….)
5.    Como maestro rural, ¿en qué comunidades vivió?
6.    ¿Cómo se desplazaba dentro de la ciudad y para salir de ella? (transportes)
7.    ¿Cuáles eran las diferencias entre la forma de vida de las comunidades y  San Cristóbal? 
8.    ¿Cuáles son los cambios más representativos que observa en la ciudad? (geográficos, sociales y ambientales)
9.    ¿Qué es lo que más marcó su vida en las comunidades en las que vivió, qué es lo que más recuerda?
10. ¿Cuáles serían los sucesos más importantes o más representativos que recuerda de San Cristóbal de Las Casas?

Bibliografía:
§  Pere Sunyer Martín “Antropología, geografía histórica y formación del Estado de México”, Revista de Geografía Norte Grande, número 54, 2013. Páginas: 67-84.
§  González y González Luis, “Todo es historia”, Ediciones Cal y Arena, México, 1989.
§  Mazurek, Hubert. Espacio y territorio, Instrumentos metodológicos de investigación social, Universidad de Postgrado para la Investigación Estratégica en Bolivia, 1ª edición,  Bolivia, La Paz, julio de 2006,  pp. 3- 76.
§  González y González Luis, “Terruño, microhistoria y ciencias sociales” pp. 23-33, en “Región e historia en México (1700-1850)”. Compilador: Pérez Herrero, Pedro. Instituto Mora. México, 1991.
§  Fábregas Puig, Andrés, “Introducción a la historia Local” pp. 7- 39, Colección Frontera. México
§  Unzué Orella José Luis, “Geohistoria”, Páginas: 233-248.
§  Castillo Ramírez María Gracia, Testimonios autobiográficos y conocimiento histórico, en uso de la construcción de las fuentes orales, escritas e iconográficas. Patricia Torres San Martín (coordinadora). 2007, México, Universidad de Guadalajara.
§  Segato, Rita Laura, En busca de un léxico para teorizar la experiencia territorial contemporánea, pp. 75- 92.
§  Kundera Milán, La lentitud, Tusquets, Colección Andanzas, México 1995.




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