20 Mayo de 2014
Facultad de
Ciencias Sociales
Campus III
Licenciatura
en Historia, 2do. Semestre.
Materia:
Mesoamérica
Profesora:
Gloria de os
Ángeles Santiago Lastra
Ensayo:
La importancia
del Altiplano central
en el
desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas.
Alumna:
Elizabeth
Aracely Pérez Bezares.
Introducción
El Altiplano
Central ha representado un eje de poder fundamental a lo largo de todo el
desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas, un centro rector pero también
un crisol cultural que fue depositario de diversas interpretaciones sociales,
que a su vez se reinterpretaron y difundieron en infinidad de señoríos menores.
Por medio de este trabajo busco recuperar algunos de esos
aspectos que llevaron al esta zona a tener una importancia tal, que repercutió
durante el periodo colonial y aún en nuestros días.
Las zonas que comprende dicho espacio, son los
actuales estados de: Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Guerrero,
Toluca e incluso Hidalgo, en un espacio
que abarca desde la formación de los primeros centros de poder hasta la caída
de Tenochtitlán en 1521, haciendo un breve recorrido por el preclásico: 1700 a.C.-
100 d. C.), el clásico: 100 al 800 d.C. y el postclásico (800- 1000 d.C.)
Ya que dicho espacio-tiempo es muy amplio, buscaré
centrarme sólo en aquellas nociones que
puedan ayudarnos a comprender mejor qué cuestiones políticas, sociales e
ideológicas llevaron al Altiplano Central a ejercer tal influencia en el resto
de Mesoamérica, y aunque en menor medida en Oasisamérica y Centroamérica.
La
importancia del Altiplano central
en
el desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas
En la zona sur
del altiplano central de México nacen las primeras sociedades tribales
jerárquicas. Se manifestó en grupos sociales que todavía tenían una economía, en
cierta medida dependiente de la caza y la recolección. Se presenta una clara
división jerárquica, sin embargo, no pueden llamarse “sociedades clasistas”,
pues estos estratos aún no están tan claramente delimitados y formados.
Diversos autores, por medio de estudios y
descubrimientos arqueológicos, han planteado diversas posturas acerca de los
motivos que llevaron a dichos grupos a tener un desarrollo jerárquico. Entre
ellos destaca:
·
Sanders y Price, se centran en el aumento poblacional y en el desarrollo e importancia que cobra la
agricultura.
- Pedro
Armillas, afirma que el control ejercido se basaba mayormente en la
religión, como fuerza de integración.
- Piña Chan
sostiene que el poder se gesta en los centros ceremoniales que reúnen un
control sociopolítico, económico y religioso.
- Palerm y
Wolf, desde una visión neo-evolucionista, apuestan por un poder basado en
el control de los medios tecnológicos, como el de la irrigación de la
tierra, que llevó a una mayor estratificación social hasta desembocar en
los llamados “estados despóticos”.
(Sarmiento, 2000: 339)
Cabe decir que
la zona sur del Altiplano central no fue la única en donde comenzó a
desarrollarse el modelo de sociedad tribal jerárquica, Sarmiento afirma que
esto mismo, pudo desarrollarse en:
- La Costa
del Golfo entre 1500-700 a.C. (Olmecas)
- El Valle de
Oaxaca entre 1400- 450 a.C. (en San José Mogote)
- Valle de Morelos
entre 1500- 200 a.C. (Chacaltzingo)
- Zona Maya.
Las características principales de estos nuevos
modelos sociales, fueron:
1. Intensificación
del desarrollo de la agricultura e innovación en los medios de cultivo. Se
desarrollaron técnicas para el almacenamiento del excedente, esto condujo a
reforzar la colectividad, a una mayor división del trabajo y un mayor control
del territorio.
2. Una
Organización social basada en la unidad doméstica con pocas posibilidades de
autosuficiencia, que lleva necesariamente al agrupamiento y consecuente formación de linajes.
3. Una Base
económica basada en la producción por ciclos, o sea, distinguían periodos de cosecha
y de espera, que permitieron el desarrollo de procesos no alimenticios.
4.
El Intercambio cobra mayor importancia a partir de la
especialización. Mejoran las técnicas de extracción y producción para el
aprovechamiento de los recursos, y se le
da mayor importancia a la formación de alianzas que posibilitan el comercio.
5.
La Jerarquía social puede basarse en el control por
imposición armada o por superioridad numérica, así como por la producción de
bienes no alimenticios de los que depende la comunidad, como conocimientos
medicinales, religiosos, culturales…
Aspecto
Geográfico
Considero que
es necesario tomar en cuenta que ninguna de las características mencionadas anteriormente hubiera podido
desarrollarse en el área, en situaciones geográficas adversas similares a las
de Aridamérica.
En cuanto al aspecto geográfico del Altiplano Central,
destacan ciertas características: tiene más de 700 km2 de lagos, entre ellos el
Xaltocan, Zumpago, Texcoco (que es el
más grande y el más salino) Chalco y Xochimilco. Dicha zona cuenta con tierras que necesitan
de técnicas como la irrigación, tierras de somonte que son las más cultivables,
sierras donde obtener material para la construcción, así como riberas para la
obtención de sal. Es notorio que contaban con una gran riqueza económica que
les permitió desarrollar una economía mixta basada: en la agricultura, la caza
y la recolección.
Al respecto Linda Manzanilla, menciona que la
ubicación de Teotihuacán fue elegida estratégicamente debido a sus
características geográficas:
a) “cercanía a las mina de obsidiana de Otumba y
a la sierra de las Navajas Pachuca
b) Existencia de manantiales
c) Posición privilegiada, ruta de acceso más sencilla
entre la Costa del Golfo y la Cuenca de México
d) La cercanía al sistema lacustre de Texcoco”
(Manzanilla, 2001: 207)
Por su parte Grove
describe la zona como:
“Los fértiles valles pluviales, con su clima
templado y subtropical, brindan las condiciones ideales a los agricultores…
también fue el caso en la cuenca de México, a pesar de su clima más frío,
compensado tal vez por los ricos recursos que ofrecía el lago que dominaba la
cuenca. El altiplano también se caracterizaba por su gran complejidad ecológica
y geológica, mismas que produjeron una abundante y variada serie de recursos
naturales y materiales”.
Es clara la
relación que existió en la formación de Grandes Centros de Poder en el Altiplano
con la geografía de la región.
La cronología,
más utilizada actualmente, es la de Parsons, a través de ella podemos reafirmar
la presencia en el Altiplano, de la mayoría de los centros que concentraron más
poder en toda el área mesoamericana.
En la zona se desarrollaron, desde el Formativo temprano (1500- 1200 a.C.) zonas con
presencia de almacenamiento en lugares de importancia como: Tlapacoya y
Tlatilco.
En el Formativo medio (1200-700 a.C.). Se evidencia la
presencia de intercambio entre grupos. Destaca Ticomán.
Formativo tardío (700-300 a.C.) desarrollo cumbre de
Cuicuilco, con una mayor presencia institucional, arquitectura religiosa. Por
ejemplo la pirámide de Cuicuilco, como arquitectura funeraria, la cual tiene
unos 27 m de altura y 80 m de diámetro.
Formativo terminal (300 a.C.- 100 d. C.), Cuicuilco alcanza
su mayor extensión, se da un desplazamiento hacia el norte, al centro regional en auge: Teotihuacán, que cuenta con
un recurso tecnológico básico: la obsidiana.
Hay dos hipótesis acerca de la decadencia y el abandono
de los sitios de mayor crecimiento:
1) Gracias a un
fenómeno natural, la erupción del volcán Xitle.
2) Rivalidad
entre dos polos que llevó al predominio final de Teotihuacán.
Destacan los dos aspectos primordiales que causaron el
empoderamiento de estos centros, en primer lugar un aspecto geográfico,
relacionado con un aumento poblacional y
por consiguiente a una necesidad mayor
de tierras de cultivo y en segundo término un sincretismo cultural que abordaré
más adelante.
Durante el preclásico destacan muchas poblaciones de “Pueblos con una élite naciente”, entre
ellas: Zohapilco- Tlapacoya, cerca del valle de Chalco. La ya mencionada
Tlatilco que es la que más se ha estudiado. Chalcatzingo en Guerrero, que
registra una gran similitud con la anterior,
posteriormente una influencia Olmeca y Xochitécatl en Puebla-Tlaxcala.
Interés especial merece el período clásico, en la fase
de desarrollo de Teotihuacán, ya que a decir de Linda Manzanilla se trata de: “el primer momento de integración cultural
macroregional y del establecimiento de una tradición compartida” (Manzanilla,
2001: 203)
Lo cual puede corroborarse por medio del uso de formas
arquitectónicas similares (tablero talud), establecimiento de largas redes de
intercambio, uso del templo como eje
político y religioso y el desarrollo cultural en general, con sus diversas
manifestaciones como escultura, escritura, arquitectura, uso del calendario,
etc.
Es notable el nivel de complejidad social que alcanzó
en este punto el Altiplano, en especial en cuanto a la planificación
urbanística, al trazado de calles, red de agua potable, alcantarillado y
destaca especialmente la construcción de la Pirámide de Quetzalcoatl.
En la caída de Teotihuacán pudo haber influido:
“Causas
agrícolas y deforestación, grupos de agricultores marginales poderosos,
incursión de grupos nómadas y el cierre de las redes de abastecimiento” (Manzanilla,
2001:227)
Por primera vez, la riqueza de la zona, que la llevó a
tener tal empoderamiento, pone el peligro el poderío de los pobladores. Durante
muchos siglos este territorio sería una zona disputada por diferentes grupos
debido a sus características.
La caída de Teotihuacán como un acto deliberado de
destrucción, quizá por parte de Huastecos, Mixtecos o Chochopopolocas, nos
lleva a corroborar cual era la importancia de este codiciado territorio.
En general, todos los centros rectores de la zona tuvieron
una presencia de desarrollo jerárquico muy marcado en los enterramientos, una
estructura social compleja y una avanzada arquitectura, en gran parte gracias a
las características geográficas y
tecnológicas del área.
Aspecto
Cultural e ideológico
Por otro lado
la cuestión cultural y la ideología también han estado sumamente ligadas al
papel de centro rector que ha jugado esta zona.
Desde el periodo del formativo tardío se han
encontrado en Cuicuilco y Tlatilco, esculturas y figurillas que evidencian
cierta influencia Olmeca y de Occidente:
Durante el periodo Clásico, en Teotihuacán, lograron
una unidad cultural mezcla de un sincretismo religioso y político, que
incorporaba rasgos de diversas culturas, pero interpretados bajo una identidad
común y propia que gozó de gran aceptación externa y se difundió por gran parte
de Mesoamérica, en especial en cuanto al estilo arquitectónico, cerámica,
escultura y ciertas tradiciones culturales.
Como en todas las culturas, la mitología cobró un
papel fundamental en el desarrollo de las civilizaciones asentadas en el
Altiplano, durante el periodo Postclásico, se formaron nuevos centros de poder,
destaca la etapa Tolteca en Tula. Las fuentes postcoloniales destacan su origen
mítico.
Al respecto
dicen que podría tratarse de “varias
Tulas… conformadas como centros de poder que en sus momentos de gloria
legitimaron a los gobernantes de los pueblos dependientes” (López Luján,
2001:123)
López Luján, reitera el hecho de que el siglo IX
estuvo marcado por la movilidad social, y si bien en un principio los
habitantes de Tula Xococotitlan provenían del norte de Teotihuacán, fue una
sociedad que tuvo diversas proveniencias, desde los Toltecas, Chichimecas, Nonoalcas
y Huastecos, sin embargo logró establecer una fuerte identidad cultural, como
ejemplo basta mencionar los atlantes y el chac mool.
Durante la fase triple alianza, de igual forma el
origen mítico de su proveniencia desde el lago de Aztlán, juega un papel
fundamental en el asentamiento de esa migración Mexica y su rápido crecimiento
y evolución.
Al respecto Obregón menciona: “Algunos se inclinan por creer que se trata de un arquetipo o
representación simbólica, creado siglos después a imagen de su capital
Tenochtitlán, como un intento de legitimación” (Obregón. 2001. pp: 283)
Especialmente este periodo resulta complejo por la abundancia
de sitios importantes en la región, lo cual habla de una movilidad social
constante, la necesidad creciente de los pueblos conquistadores de construir
una identidad común.
Entre los sitios más importantes se menciona:
Xaltócan, Azcapoztalco, Xochimilco, Texcoco, Tlatelolco y por supuesto
Teotihuacán. Quienes durante todo el tiempo de su convivencia, tuvieron ciertos
problemas, pues rivalizaban al desear el poder ideológico y cultural que
controlaba la región.
Dicho proceso de rígida competencia por el control hegemónico
de la zona, los llevó a intentar legitimar el poder y justificarlo en sus zonas de influencia. El poder
era, de alguna manera reemplazable, “usurpado”, tomado por los grupos más
fuertes.
Por eso las triples alianzas cobraron especial
importancia, la cosmovisión mesoamericana es compleja y sus bases religiosas y
políticas estaban intrínsecamente ligadas: “para
los mexicas el mundo estaba dividido en tres partes. La parte superior estaba
ocupada por los dioses…la parte inferior del cosmos por la frías regiones de
los muertos” (López Austin, 2001: 168), ambas podían traer consecuencias
benéficas y perjudiciales pues representaban la dualidad.
La zona del Altiplano central vivió este proceso repetidas veces, la política
centralizadora de Tenochtitlán, fue certera, pues con el tiempo la tendencia
natural a rebelarse comenzó a decaer (Obregón. 2001: 311).
Sin embargo este patrón de asimilaciones ideológicas,
sociales, políticas y religiosas, cambiantes acorde al grupo de poder que
demostrara haber sido el más fuerte, y el consecuente sometimiento a nuevos
aparatos ideológicos tuvo una fuerte repercusión en el proceso de conquista.
Al respecto
Navarrete Linares, nos exhorta a no olvidar el papel que tienen los pueblos
originarios, en el proceso de conquista, no dejar de lado pues su realidad de
actores sociales, con el poder de transformar la realidad.
La conquista del Altiplano Central, “fue la más temprana y la más rápida”,
esto debido al proceso continuo que sufrió la zona, en que cada grupo que
ascendía en el control político buscaba legitimar ideológicamente su poderío,
los pactos y alianzas que continuamente establecían entre ellos:
“Los altepeme aceptaban
por la fuerza al dominador del momento, pero siempre quedaban a la espera de
una nueva alineación de poderes que les permitiera sacudirse de su yugo”
(Navarrete, 2001: 377)
Esto es muy interesante y explica en gran medida
porqué se dio de una manera tan
relativamente rápida la caída del imperio Mexica y porqué la gran mayoría de
grupos mesoamericanos establecieron alianzas con los españoles.
[La dominación
española, se consolidó rápidamente, pues estos la aceptaron por razones muy
similares a las de los indígenas del Altiplano: una representación pragmática
de la fuerza de los españoles y su asimilación a la antigua figura
mesoamericana del pueblo extranjero conquistador. En este sentido, una historia
Quichés se refiere a la llegada de los españoles simplemente como “la conquista
nueva”] (Navarrete, 2001, 385)
Conclusión:
Es importante
intentar comprender cuales fueron los motivos que llevaron a las sociedades
mesoamericanas a tener una fuerte disputa por el Altiplano Central, que nos obliga a profundizar en su contexto
histórico y nos ayuda a la comprensión histórica de los procesos sociales y no sucesos sociales.
He intentado resumir en dos puntos fundamentales la disputa
por el control hegemónico, en primer lugar debido a las características
geográficas de la zona, que permitieron que se dieran las condiciones para llegar a la complejidad alcanzada por estas
sociedades.
En segundo término el aspecto ideológico y cultural,
como parte de un aparato estatal rígido,
que tenia una importancia fundamental en la legitimación del poder en las sociedades
mesoamericanas.
La complejidad de cada grupo social, el espacio
extenso y su periodicidad, hacen que sea
difícil analizar cuales fueron las causas que llevaron al desarrollo político,
social e ideológico de la zona, sin embargo creo que estos dos aspectos,
resumen de manera simple este importante proceso para el entendimiento de nuestra
historia.
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