miércoles, 16 de julio de 2014

La importancia del Altiplano central en el desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas.

20 Mayo de 2014


Facultad de Ciencias Sociales
Campus III

Licenciatura en Historia, 2do. Semestre.

Materia: Mesoamérica

Profesora: 
Gloria de os Ángeles Santiago Lastra

Ensayo:
La importancia del Altiplano central
en el desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas.


Alumna:
Elizabeth Aracely Pérez Bezares.


Introducción

El Altiplano Central ha representado un eje de poder fundamental a lo largo de todo el desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas, un centro rector pero también un crisol cultural que fue depositario de diversas interpretaciones sociales, que a su vez se reinterpretaron y difundieron en infinidad de señoríos menores.
Por medio de este trabajo busco recuperar algunos de esos aspectos que llevaron al esta zona a tener una importancia tal, que repercutió durante el periodo colonial y aún en nuestros días. 
Las zonas que comprende dicho espacio, son los actuales estados de: Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Guerrero, Toluca  e incluso Hidalgo, en un espacio que abarca desde la formación de los primeros centros de poder hasta la caída de Tenochtitlán en 1521, haciendo un breve recorrido por el preclásico: 1700 a.C.- 100 d. C.), el clásico: 100 al 800 d.C. y el postclásico (800- 1000 d.C.)
Ya que dicho espacio-tiempo es muy amplio, buscaré centrarme sólo en aquellas nociones  que puedan ayudarnos a comprender mejor qué cuestiones políticas, sociales e ideológicas llevaron al Altiplano Central a ejercer tal influencia en el resto de Mesoamérica, y aunque en menor medida en Oasisamérica y Centroamérica.

La importancia del Altiplano central
en el desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas

En la zona sur del altiplano central de México nacen las primeras sociedades tribales jerárquicas. Se manifestó en grupos sociales que todavía tenían una economía, en cierta medida dependiente de la caza y la recolección. Se presenta una clara división jerárquica, sin embargo, no pueden llamarse “sociedades clasistas”, pues estos estratos aún no están tan claramente delimitados y formados.
Diversos autores, por medio de estudios y descubrimientos arqueológicos, han planteado diversas posturas acerca de los motivos que llevaron a dichos grupos a tener un desarrollo jerárquico. Entre ellos destaca:
·         Sanders y Price, se centran en el  aumento poblacional  y en el desarrollo e importancia que cobra la agricultura.
  • Pedro Armillas, afirma que el control ejercido se basaba mayormente en la religión, como fuerza de integración.
  • Piña Chan sostiene que el poder se gesta en los centros ceremoniales que reúnen un control sociopolítico, económico y religioso.
  • Palerm y Wolf, desde una visión neo-evolucionista, apuestan por un poder basado en el control de los medios tecnológicos, como el de la irrigación de la tierra, que llevó a una mayor estratificación social hasta desembocar en los llamados “estados despóticos”.
(Sarmiento, 2000: 339)
Cabe decir que la zona sur del Altiplano central no fue la única en donde comenzó a desarrollarse el modelo de sociedad tribal jerárquica, Sarmiento afirma que esto mismo, pudo desarrollarse en:
  • La Costa del Golfo entre 1500-700 a.C. (Olmecas)
  • El Valle de Oaxaca entre 1400- 450 a.C. (en San José Mogote)
  • Valle de Morelos entre 1500- 200 a.C. (Chacaltzingo)
  • Zona Maya.
Las características principales de estos nuevos modelos sociales, fueron: 
1.    Intensificación del desarrollo de la agricultura e innovación en los medios de cultivo. Se desarrollaron técnicas para el almacenamiento del excedente, esto condujo a reforzar la colectividad, a una mayor división del trabajo y un mayor control del territorio.
2.    Una Organización social basada en la unidad doméstica con pocas posibilidades de autosuficiencia, que lleva necesariamente al agrupamiento y  consecuente formación de linajes.
3.    Una Base económica basada en la producción por ciclos, o sea, distinguían periodos de cosecha y de espera, que permitieron el desarrollo de procesos no alimenticios.
4.    El Intercambio cobra mayor importancia a partir de la especialización. Mejoran las técnicas de extracción y producción para el aprovechamiento de los recursos,  y se le da mayor importancia a la formación de alianzas que posibilitan el comercio.
5.    La Jerarquía social puede basarse en el control por imposición armada o por superioridad numérica, así como por la producción de bienes no alimenticios de los que depende la comunidad, como conocimientos medicinales, religiosos, culturales…

Aspecto Geográfico

Considero que es necesario tomar en cuenta que ninguna de las características  mencionadas anteriormente hubiera podido desarrollarse en el área, en situaciones geográficas adversas similares a las de Aridamérica.  

En cuanto al aspecto geográfico del Altiplano Central, destacan ciertas características: tiene más de 700 km2 de lagos, entre ellos el  Xaltocan, Zumpago, Texcoco (que es el más grande y el más salino) Chalco y Xochimilco.  Dicha zona cuenta con tierras que necesitan de técnicas como la irrigación, tierras de somonte que son las más cultivables, sierras donde obtener material para la construcción, así como riberas para la obtención de sal. Es notorio que contaban con una gran riqueza económica que les permitió desarrollar una economía mixta basada: en la agricultura, la caza y la recolección. 
Al respecto Linda Manzanilla, menciona que la ubicación de Teotihuacán fue elegida estratégicamente debido a sus características geográficas:  
a)    cercanía a las mina de obsidiana de Otumba y a la sierra de las Navajas Pachuca
b)    Existencia de manantiales
c)    Posición privilegiada, ruta de acceso más sencilla entre la Costa del Golfo y la Cuenca de México
d)    La cercanía al sistema lacustre de Texcoco
(Manzanilla, 2001: 207)
 Por su parte Grove describe la zona como:
Los fértiles valles pluviales, con su clima templado y subtropical, brindan las condiciones ideales a los agricultores… también fue el caso en la cuenca de México, a pesar de su clima más frío, compensado tal vez por los ricos recursos que ofrecía el lago que dominaba la cuenca. El altiplano también se caracterizaba por su gran complejidad ecológica y geológica, mismas que produjeron una abundante y variada serie de recursos naturales y materiales”.
Es clara  la relación que existió en la formación de Grandes Centros de Poder en el Altiplano con la geografía de la región.
La  cronología, más utilizada actualmente, es la de Parsons, a través de ella podemos reafirmar la presencia en el Altiplano, de la mayoría de los centros que concentraron más poder en toda el área  mesoamericana.
En la zona se desarrollaron, desde el  Formativo temprano (1500- 1200 a.C.) zonas con presencia de almacenamiento en lugares de importancia como: Tlapacoya y Tlatilco.   
En el Formativo medio (1200-700 a.C.). Se evidencia la presencia de intercambio entre grupos. Destaca Ticomán.
Formativo tardío (700-300 a.C.) desarrollo cumbre de Cuicuilco, con una mayor presencia institucional, arquitectura religiosa. Por ejemplo la pirámide de Cuicuilco, como arquitectura funeraria, la cual tiene unos 27 m de altura y 80 m de diámetro.
Formativo terminal (300 a.C.- 100 d. C.), Cuicuilco alcanza su mayor extensión, se da un desplazamiento hacia el norte, al centro  regional en auge: Teotihuacán, que cuenta con un recurso tecnológico básico: la obsidiana.
Hay dos hipótesis acerca de la decadencia y el abandono de los sitios de mayor crecimiento:
1)    Gracias a un fenómeno natural, la erupción del volcán Xitle.
2)    Rivalidad entre dos polos que llevó al predominio final de Teotihuacán.
Destacan los dos aspectos primordiales que causaron el empoderamiento de estos centros, en primer lugar un aspecto geográfico, relacionado con un  aumento poblacional y por consiguiente a una  necesidad mayor de tierras de cultivo y en segundo término un sincretismo cultural que abordaré más adelante.
Durante el preclásico destacan muchas poblaciones de “Pueblos con una élite naciente”, entre ellas: Zohapilco- Tlapacoya, cerca del valle de Chalco. La ya mencionada Tlatilco que es la que más se ha estudiado. Chalcatzingo en Guerrero, que registra una gran similitud con la anterior,  posteriormente una influencia Olmeca y Xochitécatl en Puebla-Tlaxcala.
Interés especial merece el período clásico, en la fase de desarrollo de Teotihuacán, ya que a decir de Linda Manzanilla se trata de: “el primer momento de integración cultural macroregional y del establecimiento de una tradición compartida” (Manzanilla, 2001: 203)
Lo cual puede corroborarse por medio del uso de formas arquitectónicas similares (tablero talud), establecimiento de largas redes de intercambio,  uso del templo como eje político y religioso y el desarrollo cultural en general, con sus diversas manifestaciones como escultura, escritura, arquitectura, uso del calendario, etc.
Es notable el nivel de complejidad social que alcanzó en este punto el Altiplano, en especial en cuanto a la planificación urbanística, al trazado de calles, red de agua potable, alcantarillado y destaca especialmente la construcción de la Pirámide de Quetzalcoatl.
En la caída de Teotihuacán pudo haber influido:
“Causas agrícolas y deforestación, grupos de agricultores marginales poderosos, incursión de grupos nómadas y el cierre de las redes de abastecimiento” (Manzanilla, 2001:227)
Por primera vez, la riqueza de la zona, que la llevó a tener tal empoderamiento, pone el peligro el poderío de los pobladores. Durante muchos siglos este territorio sería una zona disputada por diferentes grupos debido a sus características.
La caída de Teotihuacán como un acto deliberado de destrucción, quizá por parte de Huastecos, Mixtecos o Chochopopolocas, nos lleva a corroborar cual era la importancia de este codiciado territorio. 
En general, todos los centros rectores de la zona tuvieron una presencia de desarrollo jerárquico muy marcado en los enterramientos, una estructura social compleja y una avanzada arquitectura, en gran parte gracias a las características  geográficas y tecnológicas del área.

Aspecto Cultural e ideológico

Por otro lado la cuestión cultural y la ideología también han estado sumamente ligadas al papel de centro rector que ha jugado esta zona.
Desde el periodo del formativo tardío se han encontrado en Cuicuilco y Tlatilco, esculturas y figurillas que evidencian cierta influencia Olmeca y de Occidente:


Durante el periodo Clásico, en Teotihuacán, lograron una unidad cultural mezcla de un sincretismo religioso y político, que incorporaba rasgos de diversas culturas, pero interpretados bajo una identidad común y propia que gozó de gran aceptación externa y se difundió por gran parte de Mesoamérica, en especial en cuanto al estilo arquitectónico, cerámica, escultura y ciertas tradiciones culturales.



Como en todas las culturas, la mitología cobró un papel fundamental en el desarrollo de las civilizaciones asentadas en el Altiplano, durante el periodo Postclásico, se formaron nuevos centros de poder, destaca la etapa Tolteca en Tula. Las fuentes postcoloniales destacan su origen mítico.
 Al respecto dicen que podría tratarse de “varias Tulas… conformadas como centros de poder que en sus momentos de gloria legitimaron a los gobernantes de los pueblos dependientes” (López Luján, 2001:123)
López Luján, reitera el hecho de que el siglo IX estuvo marcado por la movilidad social, y si bien en un principio los habitantes de Tula Xococotitlan provenían del norte de Teotihuacán, fue una sociedad que tuvo diversas proveniencias, desde los Toltecas, Chichimecas, Nonoalcas y Huastecos, sin embargo logró establecer una fuerte identidad cultural, como ejemplo basta mencionar los atlantes y el chac mool.


Durante la fase triple alianza, de igual forma el origen mítico de su proveniencia desde el lago de Aztlán, juega un papel fundamental en el asentamiento de esa migración Mexica y su rápido crecimiento y evolución.
Al respecto Obregón menciona: “Algunos se inclinan por creer que se trata de un arquetipo o representación simbólica, creado siglos después a imagen de su capital Tenochtitlán, como un intento de legitimación” (Obregón. 2001. pp: 283)

Especialmente este periodo resulta complejo por la abundancia de sitios importantes en la región, lo cual habla de una movilidad social constante, la necesidad creciente de los pueblos conquistadores de construir una identidad común.
Entre los sitios más importantes se menciona: Xaltócan, Azcapoztalco, Xochimilco, Texcoco, Tlatelolco y por supuesto Teotihuacán. Quienes durante todo el tiempo de su convivencia, tuvieron ciertos problemas, pues rivalizaban al desear el poder ideológico y cultural que controlaba la región.
Dicho proceso de rígida competencia por el control hegemónico de la zona, los llevó a intentar legitimar el poder  y justificarlo en sus zonas de influencia. El poder era, de alguna manera reemplazable, “usurpado”, tomado por los grupos más fuertes.
Por eso las triples alianzas cobraron especial importancia, la cosmovisión mesoamericana es compleja y sus bases religiosas y políticas estaban intrínsecamente ligadas: “para los mexicas el mundo estaba dividido en tres partes. La parte superior estaba ocupada por los dioses…la parte inferior del cosmos por la frías regiones de los muertos” (López Austin, 2001: 168), ambas podían traer consecuencias benéficas y perjudiciales pues representaban la dualidad.
La zona del Altiplano central vivió  este proceso repetidas veces, la política centralizadora de Tenochtitlán, fue certera, pues con el tiempo la tendencia natural a rebelarse comenzó a decaer (Obregón. 2001: 311).
Sin embargo este patrón de asimilaciones ideológicas, sociales, políticas y religiosas, cambiantes acorde al grupo de poder que demostrara haber sido el más fuerte, y el consecuente sometimiento a nuevos aparatos ideológicos tuvo una fuerte repercusión en el   proceso de conquista.
 Al respecto Navarrete Linares, nos exhorta a no olvidar el papel que tienen los pueblos originarios, en el proceso de conquista, no dejar de lado pues su realidad de actores sociales, con el poder de transformar la realidad.
La conquista del Altiplano Central, “fue la más temprana y la más rápida”, esto debido al proceso continuo que sufrió la zona, en que cada grupo que ascendía en el control político buscaba legitimar ideológicamente su poderío, los pactos y alianzas que continuamente establecían entre ellos:
Los altepeme aceptaban por la fuerza al dominador del momento, pero siempre quedaban a la espera de una nueva alineación de poderes que les permitiera sacudirse de su yugo” (Navarrete, 2001: 377)
Esto es muy interesante y explica en gran medida porqué se dio de una  manera tan relativamente rápida la caída del imperio Mexica y porqué la gran mayoría de grupos mesoamericanos establecieron alianzas con los españoles.
[La dominación española, se consolidó rápidamente, pues estos la aceptaron por razones muy similares a las de los indígenas del Altiplano: una representación pragmática de la fuerza de los españoles y su asimilación a la antigua figura mesoamericana del pueblo extranjero conquistador. En este sentido, una historia Quichés se refiere a la llegada de los españoles simplemente como “la conquista nueva”] (Navarrete, 2001, 385)

Conclusión:

Es importante intentar comprender cuales fueron los motivos que llevaron a las sociedades mesoamericanas a tener una fuerte disputa por el Altiplano Central,  que nos obliga a profundizar en su contexto histórico y nos ayuda a la comprensión histórica de los procesos sociales y no  sucesos sociales.
He intentado resumir en dos puntos fundamentales la disputa por el control hegemónico, en primer lugar debido a las características geográficas de la zona, que permitieron que se dieran las condiciones para  llegar a la complejidad alcanzada por estas sociedades.
En segundo término el aspecto ideológico y cultural, como  parte de un aparato estatal rígido, que tenia una importancia fundamental en la legitimación del poder en las sociedades mesoamericanas. 
La complejidad de cada grupo social, el espacio extenso y su periodicidad, hacen que sea  difícil analizar cuales fueron las causas que llevaron al desarrollo político, social e ideológico de la zona, sin embargo creo que estos dos aspectos, resumen de manera simple este importante proceso para el entendimiento de nuestra historia.






Bibliografía:

ф    Grove, David. 2000. La zona del Altiplano central en el preclásico, en: Historia Antigua de México,  Volumen I (Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, coordinadores) 2ª edición. INAH- UNAM. pp: 511- 540.
ф    López Austin, Alfredo, 2001. El cosmos según los Mexicas, en: Atlas histórico de Mesoamérica (Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján, compiladores), Referencias Larousse, México.  pp. 168- 171.
ф    López Luján, Leonardo, 2001. El Altiplano central en la época tolteca, en: Atlas histórico de Mesoamérica (Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján, compiladores), Referencias Larousse, México.  pp. 123- 128.
ф    Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján 2001. La zona del Altiplano central en el Clásico, en: Historia Antigua de México,  Volumen II (Linda Manzanilla y, coordinadores) 2ª edición. CNCA- INAH, UNAM. Editorial Porrúa. pp.: 204- 233.
ф    Navarrete Linares, Federico, 2001, La Conquista de México y el régimen colonial, en: Historia Antigua de México,  Volumen III (Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, coordinadores) 2ª edición. CNCA- INAH, UNAM. Editorial Porrúa. pp.371- 401.
ф    Noguez, Xavier, 2001. La zona del Altiplano Central en el Postclásico: la etapa tolteca,  en: Historia Antigua de México,  Volumen III (Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, coordinadores) 2ª edición. CNCA- INAH, UNAM. Editorial Porrúa. pp. 199- 233.
ф    Obregón Rodríguez, Ma. Concepción, 2001. La zona del Altiplano Central en el Postclásico: la etapa Triple Alianza, en: Historia Antigua de México,  Volumen III (Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, coordinadores) 2ª edición. CNCA- INAH, UNAM. Editorial Porrúa. pp. 277- 315.
ф    Piña Chan, Román. 1963. Ciudades Arqueológicas de México, I.N.A.H. México. pp. 30-41
ф    Reyes,  Luis y Lina Odena Güemes. 2001, La zona del Altiplano Central en el Postclásico: la etapa  Chichimeca, en: Historia Antigua de México,  Volumen III (Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, coordinadores) 2ª edición. CNCA- INAH, UNAM. Editorial Porrúa. pp. 237-271.
ф    Sarmiento, Griselda. 2000. La creación de los primeros centros de poder, en: Historia Antigua de México,  Volumen I (Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, coordinadores) 2ª edición. INAH- UNAM. pp: 335-362




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