miércoles, 24 de julio de 2013

LOS OJOS AZULES




Complejo de Edipo; si…
¿Pero como nombrar a la excitación provocada por la madre en la hija? ¿Complejo invertido de Electra? ¿Relacionarlo quizá con una ejemplar discípula de Safo? Esto es lo que nos obliga a preguntarnos Michael Haneke el director de la cinta “La pianista”  estrenada en 2001, basada en la novela Die klavierspielerin, de Elfriede Jelinek del género drama.
La protagonista encarna la sexualidad como una herida honda que la desangra lentamente. La película obliga a afirmar con “Los ojos azules pelo negro” de Marguerite Duras: “Quizá pueda  vivirse el amor así, de un modo horrible”.
 La pianista, sufre la sexualidad como una llaga abierta, se flagela a través de ella y es únicamente, a través de este dolor, de esta angustia, que puede regocijarse. Su goce es sufrimiento, el placer de su entrepierna cuando introduce en su sexo navajas de afeitar.
La voluptuosidad ¿Qué encierra esta laberinto, que no necesita ser siquiera guardado minotauro alguno?
Podemos remontarnos a la pequeña muerte que narra George Bataille donde el orgasmo es agonía dulce, donde el amor es la inocencia de un asesinato místico, de un cadáver con carne todavía tibia. ¿A dónde nos conducen sus ritos? ¿Qué representa esa imagen cósmica da la entrepierna de Simona, el monte coronado por el ojo azul, terminando en el río de orín que le brota, que semeja surcos de lagrimas?¿A que cajón oscuro dentro del armario del subconsciente, al que es preciso entrar con un pañuelo de seda negra sobre el rostro, nos acerca este oscuro pasaje?
O aquel otro, Julieta ruega el esclavo que escriba su nombre, su historia, su pasado, que las tatúe con agujas sobre ella, se lo ruega porque por fin se ha enamorado ¿Alguien puede ver solo una contradicción en este hecho narrado por el Marques de Sade?
¿A donde pretende llevarnos Milan Kundera al recordar los poemas de Guillaurme  Apollinaire sobre las nueve puertas del cuerpo femenino?
“La puerta suprema, la puerta de los sortilegios a los que nadie se atreve a hablar…El ojo del culo es el punto milagroso en el que se concentra toda la energía nuclear de la desnudez…La vulva es un lugar registrado, clasificado, controlado, comentado, examinado, experimentado, vigilado, alabado, celebrado, túnel por donde pasan las generaciones. Sólo los necios se dejan convencer de la intimidad de este lugar, el más público de todos. El único lugar realmente intimo, es el ojo del culo, el ojo del culo del que se desprende una luz macilenta que llena las entrañas del universo”
Sin duda nos recuerda la historia del ojo de Bataille: “las regiones pantanosas del culo, que solo tienen semejanza con los días de tormenta, con presagios de inundaciones o con las emanaciones de los volcanes y, que también como los volcanes inician su actividad entre augurios de la catástrofe”
La sexualidad humana es un jardín oculto, algunos descubren la llave en los frutos colgantes del árbol de la belleza, en las semillas de la libertad, en las piedras del río de la pureza. Otros mas, la descubren el en fango, la llave que los transporta es el horror, las telarañas que tejen con sangre y lagrimas, la tibieza de la muerte.
Aquí la paradoja, la copula como fuente de vida el orgasmo como un gemido de angustia, la ultima caída, el paroxismo final, esa muerte chiquita.
Si nos adentramos en la profundidad del jardín encontraremos que lo sagrado forzosamente rayara con lo profano, de ahí que algunos tengan miramientos  por comer de todos los frutos. La  manzana del pecado esta carcomida por gusanos, al tacto es jugosa y fresca pero al gusto se percibe ligeramente pútrida ¿Qué decir si algunos encuentran el sabor especialmente delicioso?
El laberinto de la mente humana fue construido sin salida, todos los caminos conducen al jardín y este jardín a su vez conduce al laberinto. ¿Que llave nos abrirá las puertas? Las posibilidades de elección son infinitas. Nos hallamos ante un círculo cerrado en cuyo centro solo se podría escribir “misterio” en letras blancas y en letras negras. En este punto las opiniones son intrascendentes, tanto como preguntarnos si ¿es más normal la vida o la muerte?
Quizá lo mejor sea la sinceridad, virtud humana de las más difíciles de cultivar, a veces imposible hasta con uno mismo, como diría Miller: “Quiero los palos funerarios en Madagascar, con un animal encima de otro y en la cúspide Adán y Eva con un rudo y honesto tajo entre las piernas. Quiero hermafroditas que sean verdaderos hermafroditas y no falsarios que caminan con penes atrofiados y vaginas secas. Quiero una pureza clásica, donde la porquería sea porquería y los ángeles sean ángeles.”
Si todavía no han experimentado esta desgarradura visual (al estilo de Cioran) del director Michael Haneke ojala se decidan a hacerlo, y de ser posible  adentrase en la demás filmografía, en la agonía lenta, la nausea, las tomas pausadas en donde la violencia tiene un tinte de lentitud: El séptimo continente, Benys video´s, Funny Games, El tiempo del lobo, 2005 cachz, y  71 fragmentos de una cronología del azar.

Escrito a finales de 2008.

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