miércoles, 16 de julio de 2014

Una visión de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, desde 1941, contada a través de una historia oral y apoyada por elementos visuales: fotografías y video, para su reconstrucción.


30/04/2014



Facultad de Ciencias Sociales,
Campus III

Licenciatura en Historia, 2do. Semestre.
Materia: Geografía Histórica
Catedrático: Pablo Uc González
Alumna: Elizabeth Aracely Pérez Bezares.



Tema:
“Una micro visión del tiempo-espacio”
Título:
Una visión de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, desde 1941, contada a través de una historia oral y apoyada por elementos visuales: fotografías y video, para su reconstrucción.
Pregunta general:
¿Cómo era la  vida en San Cristóbal de Las Casas y cómo era la vida en las comunidades, desde 1941?
Preguntas específicas:
¿Cómo se manifiesta la apropiación del espacio en la identidad individual?
¿Cómo era la vida social y sus particularidades?
¿Cuáles son los cambios geográficos más importantes? (físicos y ambientales)
¿Cuáles eran las costumbres en cada territorio específico? (diferencias entre la ciudad y las comunidades)
¿Cuáles son los componentes reales de un territorio y su implicación en el individuo?
Objetivo:
Este trabajo se centra en una visión del tiempo y  espacio, en San Cristóbal de Las Casas, por medio de un recorrido a través de la memoria. Desde la perspectiva de H. Mazurek, donde los actores sociales son un sostén del espacio y tiempo, del territorio mismo: “la esencia del espacio es social”. (Espacio y territorio, Instrumentos metodológicos de investigación social, 2006, pp. 12)
Como dice Milton Santos “el lugar siempre está cambiando de significado”, por eso pretendo rescatar una visión microscópica, que aunque pequeña, muestre un fragmento necesario para la comprensión de esta localidad, sus cambios,  continuidades y discontinuidades.
Por último, también dará como resultado una propuesta visual que ejemplifique y  reconstruya, hasta donde sea posible, ese trozo de realidad (espacio-tiempo), además de la fundamentación teórica escrita del ensayo.
Justificación:
Este es un intento por preservar un fragmento de la memoria colectiva de la cuidad, por recuperar el origen y mostrar lo que permanece,  lo que ya se ha ido.
Considero que las ciencias sociales no deben perder de vista esa visión del individuo como ente subjetivo portador de conocimientos, que permite contextualizar la identidad de una región, como menciona Mazurek “el lugar es inamovible pero cambiante.” (2006, pp. 18)
Entender pues la Geografía y la historia como entes vivos, en transformación constante y asomarnos a un pasado particular que se  universaliza, a través de un testimonio que ayuda al enriquecimiento cultural.
También es un intento por recuperar el origen, un origen propio y común, ya que como dice Luis González: “Las rememoraciones son cada vez más escasas, quizá porque la escuela ha dado en desdeñar el cultivo de la memoria o quizá por el atiborramiento de noticias de la radio y la tele. La tradición transmitida oralmente está perdiéndose. Es necesario apresurarse para recoger sus últimas voces”. (Todo es historia, 1989, pp.232)
Hipótesis:
Considero que una micro visión refleja lo particular pero también lo universal,  que  representa el imaginario de una colectividad.
Como en algunas obras de la literatura universal Comala, Macondo, el Llano Grande,  Ciudad Real… representan una realidad única, rica y diversa, que a pesar de sus diferencias puede identificarse con una realidad común que se presenta también en muchos otros pueblos, a lo largo de toda América Latina.
Por eso creo que es importante dar valor a una voz y contextualizarla, porque muchas veces llega a representar a las demás voces silenciadas, que por diversos factores no pueden expresar su testimonio.
Creo que muchas veces es en lo pequeño en donde se refleja lo significativo. Para mí es importante recoger esta partícula de la memoria colectiva de la ciudad y sus alrededores, (la ciudad como núcleo, y a veces sólo como parte de un centro mayor, que incluye la vida en las comunidades) que presenta una visión caleidoscópica, donde el universo se ensancha a través de un prisma.
Parto de una realidad que quizá ejemplifica a muchas otras, que coincidieron en esa misma época y  lugar y que adquiere importancia como parte de la memoria histórica de este territorio. Como dice Korosik: “Cada fenómeno puede ser comprendido como parte de un todo” (Unzúe, Geohistoria, pp.245)

Desarrollo
Desde la perspectiva de la apropiación social, “la localización es un acto social de inscripción de un lugar en la especificidad.” (Mazurek, 2006, pp. 11), desde ese punto de vista el espacio y el tiempo no tendrían sentido sin el papel que juegan los actores sociales.
Así como desde la línea de la ecología cultural de Armillas, Palerm y Wolf, el hábitat es una variable dependiente en la forma de vida de una población.
Por eso me parece importante rescatar el papel del individuo y de la historia oral como un medio útil para llegar a una aproximación más real de nuestro origen, un conocimiento más certero del espacio que ocupamos, espacio vivo que presenta cambios a través del tiempo, los cuales deberíamos conocer para comprender mejor las significaciones actuales.
Como señala Andrés Fábregas “el cúmulo de historias pueblerinas cobraron su verdadero valor como fuentes para el conocimiento científico. Pasaron a ser indispensables medios de información que aportaban datos valiosos para el entendimiento de la región”. Y añade: “hay que agregar el recuerdo de la gente como dato confiable y a veces más, que el propio relato histórico”. (Introducción a la historia Local, 1978, pp.7)
El testimonio oral puede aportar aquellos datos simplemente anecdóticos que tanto han llamado la atención a los historiadores anticuarios, pero también reflejan una visión del pasado que es necesario conocer; no podemos saber a dónde vamos sin tener una idea más o menos clara de dónde venimos.
Dice Castillo Ramírez: “Los nuevos historiadores se preocupan por buscar la relación que las evidencias tienen con la realidad que les dio origen, como huellas de la actividad humana que brinda una versión de tal realidad; son un tipo de memoria histórica”. (Testimonios autobiográficos y conocimiento histórico, en uso de la construcción de las fuentes orales, 2007, pp. 19)
Por otro lado, la idea del “origen” ha sido trascendental en  todas las culturas, siempre ligada al espacio, a la proveniencia del “lugar”. Al tiempo como sucesión, como contraposición a la eternidad estática, el tiempo con sus diferentes modalidades: continuo, discontinuo, de corta y de larga duración… que atañe a los diversos momentos de nuestra vida y representa cambios ideológicos, físicos y sociales a través de nuestra historia.  
Este es mi acercamiento al origen, al propio, por medio de una pequeña historia que abarca datos desde mi tatarabuela: Concepción Lara nacida en 1880, en Simojovel, Chiapas.
Hacia un origen común, partiendo de la visión de mi abuelo: Francisco Bezares Román, que nació el 4 de enero de 1941 en el barrio del cerrillo y ejerció como maestro en comunidades rurales desde 1957, durante 35 años.  Representa la historia de muchos otros maestros rurales. Aporta datos sobre los lugares en los que vivió en el estado: Jocosic, Matazano, San Pedro Soledad, Chihuahua, Tenango, Palmira, Corralito, Huitepec Ocotal, San Felipe, Alcanfores y La Era.
 Habla de la vida en estas comunidades y sus diferencias con la ciudad de San Cristóbal, que aunque pequeña en ese entonces (en 1950 tenía 12 barrios)  siempre representó, por suerte o por desgracia, un “centro” geográfico  para la mayoría de la población.
Migración continua a la que mi abuelo se acostumbró desde pequeño, pues mi bisabuela: Ana Román Lara nacida el 27 de julio de 1917, también fue maestra rural, una de las pocas que en ese entonces había en el estado, sin embargo esto no alteró su identidad de Sancristobalense (más que de “coleto”, pues a decir suyo, eso engloba puntos de vista muy  tradicionales).
El trabajo también ahonda de manera breve, en algunos sucesos importantes como: la aparición definitiva de la luz eléctrica en 1947 (las 24 horas), los transportes que se utilizaban, la última inundación, en 1973,  y como se vivió en Tuxtla y San Cristóbal la explosión del Chichonal el 4 de noviembre de 1982.
 Es pues, una visión subjetiva del espacio-tiempo, como lo es la  subjetividad de lo humano, que sin embargo puede llegar a objetivarse y contextualizarse, para no perder de vista el papel fundamental del individuo como sujeto cognoscente, como afirma Segato, repetidamente: “no hay territorio sin sujeto de apropiación”, “territorio se constituye en significante de identidad (personal o colectiva), es la identidad la que genera, instaura el territorio” (En busca de un léxico para teorizar la experiencia territorial contemporánea, pp. 77).
Por su parte Orella Unzué también añade conceptos del “espacio geohistórico  como “producto social”, y “construcción social”, que se sostienen de forma teórica en lo afirmado por Milton Santos, Emmanuel Wallestein y Ferdinand Braudel. Refuerza el concepto de lugar entendido como la combinación de “identidad, instituciones locales y vínculos globales” en transformación permanente. (Geohistoria, pp. 235.)
El presente ensayo se ve complementado por el video que engloba fotografías del archivo de mi abuelo, e imágenes de archivo de Jorge Mayorga, quien ha recopilado  gran cantidad de material gráfico de la ciudad, así como la entrevista, con preguntas abiertas, medio por el cual, busqué reconstruir ese fragmento temporal y espacial, desde la representación de un actor social.  Como dice Luis González: “la microhistoria más que saber aspira a conocer. El relato microhistórico comporta, por definición, la comprensión de los actores”.  (Terruño, microhistoria y ciencias sociales, 1991, pp. 30)

Conclusión:

Según  Castillo Ramírez, “la historia oral no sólo es un recurso del conocimiento histórico, sino también un ejercicio liberador”. “A través de la historia oral se puede conocer la resistencia de la gente, su capacidad para enfrentar la adversidad, un encuentro entre seres humanos que buscan comprender su mundo y el lugar que en él ocupan.” (Testimonios autobiográficos y conocimiento histórico, en uso de la construcción de las fuentes orales, 2007, pp. 41, 42.)
Como metodología de investigación, sin duda aporta datos útiles al conocimiento histórico y también aporta una experiencia enriquecedora que ayuda a la formación de  “científicos sociales” con una visión más cercana a la gente y a la colectividad de su entorno.
Además me obliga a replantearme el papel de “núcleo rector”, que históricamente ha jugado San Cristóbal, de dónde viene la idea de la supremacía cultural,  que ha persistido durante mucho tiempo en el imaginario de la sociedad “coleta”. Para mí San Cristóbal de Las Casas, es y ha sido un “núcleo” dependiente de las comunidades aledañas, (como la mayoría de ciudades) dependiente en cuanto al amplio sector alimentario, del campo como sustento de vida y de, prácticamente todo lo concerniente al sector productivo.
¿Cuál es la periferia y cuál es el centro? Ambos se complementan,  se retroalimentan, están ligados uno al otro, el centro no es centro sin la periferia.
 En cuanto a la movilidad social, también están relacionados, por el obligado movimiento de los actores, que como todo acto social tiene repercusión en la comprensión de un lugar y sus significados. Pues son esos actos sociales los que conforman la identidad individual y colectiva de un espacio.
Las comunidades rurales, tienen más desarrollado ese nexo con la tierra como “pachamama”, la tierra como dadora de vida y del sustento diario, quizá por ello dejan una huella tal en la vida de los individuos. Creo que esa añoranza por el terruño es tierra fértil para la comprensión Geohistórica y una puerta de entrada, para la formación de la “nueva historia”.
O como diría Milán Kundera: “El grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido, la lentitud es proporcional al grado del recuerdo.” (La lentitud, 1995, pp. 147)   
Anexos:
Coapilla
 
 


Preguntas de la entrevista:
1.    ¿Dónde y cuándo nació?
2.    ¿Cómo era ese barrio?
3.    ¿Cómo se divertía con los niños del lugar? (paseos, juegos etc.…)
4.    ¿Cómo describiría a San Cristóbal en ese entonces? (clima, población, ideología….)
5.    Como maestro rural, ¿en qué comunidades vivió?
6.    ¿Cómo se desplazaba dentro de la ciudad y para salir de ella? (transportes)
7.    ¿Cuáles eran las diferencias entre la forma de vida de las comunidades y  San Cristóbal? 
8.    ¿Cuáles son los cambios más representativos que observa en la ciudad? (geográficos, sociales y ambientales)
9.    ¿Qué es lo que más marcó su vida en las comunidades en las que vivió, qué es lo que más recuerda?
10. ¿Cuáles serían los sucesos más importantes o más representativos que recuerda de San Cristóbal de Las Casas?

Bibliografía:
§  Pere Sunyer Martín “Antropología, geografía histórica y formación del Estado de México”, Revista de Geografía Norte Grande, número 54, 2013. Páginas: 67-84.
§  González y González Luis, “Todo es historia”, Ediciones Cal y Arena, México, 1989.
§  Mazurek, Hubert. Espacio y territorio, Instrumentos metodológicos de investigación social, Universidad de Postgrado para la Investigación Estratégica en Bolivia, 1ª edición,  Bolivia, La Paz, julio de 2006,  pp. 3- 76.
§  González y González Luis, “Terruño, microhistoria y ciencias sociales” pp. 23-33, en “Región e historia en México (1700-1850)”. Compilador: Pérez Herrero, Pedro. Instituto Mora. México, 1991.
§  Fábregas Puig, Andrés, “Introducción a la historia Local” pp. 7- 39, Colección Frontera. México
§  Unzué Orella José Luis, “Geohistoria”, Páginas: 233-248.
§  Castillo Ramírez María Gracia, Testimonios autobiográficos y conocimiento histórico, en uso de la construcción de las fuentes orales, escritas e iconográficas. Patricia Torres San Martín (coordinadora). 2007, México, Universidad de Guadalajara.
§  Segato, Rita Laura, En busca de un léxico para teorizar la experiencia territorial contemporánea, pp. 75- 92.
§  Kundera Milán, La lentitud, Tusquets, Colección Andanzas, México 1995.




base


Las raíces no dan sombra

08 Mayo de 2014



Facultad de Ciencias Sociales
Campus III

Licenciatura en Historia, 2do. Semestre.
Materia: Historia Regional
Ensayo:
Las raíces no dan sombra
(Nacimiento y evolución del blues).

Alumna: Elizabeth Aracely Pérez Bezares.

Las raíces no dan sombra

“Los blues son la verdad, sino son la verdad,
no son blues.”
Willie Dixon
I.                   Antecedentes:

Las raíces del árbol no dan sombra”, así dice una antigua cita africana y  así de profundo es el blues. Las Raíces de éste género tienen una clara proveniencia, podemos remontarnos al origen de los Griots, músicos del África del este, portadores de la  memoria de África Occidental.
Cuando los primeros esclavos llegaron a Norteamérica, traídos desde la costa occidental hasta 1812, cuando se prohibió su comercio, (sin embargo la esclavitud no fue abolida hasta 1863) trajeron consigo muchas expresiones de su cultura: religión, gastronomía, costumbres… sin duda llevaron su música a cada rincón del mundo que se vieron obligados a pisar.
Perdieron su lengua pero pudieron adaptar a su nuevo idioma el sentimiento que deseaban transmitir.  De la fusión de sus ritmos con  ritmos blancos nacieron nuevas expresiones musicales al principio desde el ámbito religioso, como el góspel, y desde el mundo profano, como el blues.
Al remontarnos al origen Africano, encontramos un instrumento llamado halam usado por los mandingas de Senegal, muy parecido al banjo. Al llegar a los Estados Unidos los negros desarrollaron formas de expresión diversas entre las que podemos destacar una antigua música que se tocaba con violín y una flauta hecha de carrizo, que producía dos sonidos: agudo y grave.
El hombre blanco siempre ha sentido temor por dichas manifestaciones, asociándolas con una idea de barbarie y de hechicería más que de cultura, sin darse cuenta que al pensar de esa forma, es el hombre occidental quien ha demostrado ser más inculto e incivilizado, temeroso de todo lo que no conoce.
Los negros vivieron la represión en todos los sentidos, la música no fue la excepción: en 1900 se les prohibió tocar música con tambores.

Sin embargo sería la guitarra el  instrumento elegido para la representación de esta música, influyó el hecho de que era accesible incluso para gente extremadamente pobre, que haciendo enormes sacrificios podía acceder a este instrumento popular.  También influyó el hecho de ser similar al  instrumento africano llamado: “goje”.
Los orígenes de la guitarra se remontan hasta el siglo XVI en que aparece la guitarra barroca, pero es alrededor de 1850 cuando surge la guitarra española, gracias al luthier Antonio Torres Jurado (1817-1892)  cuando comenzaron a popularizarse.  
En 1929 los hermanos Dopyera dieron forma definitiva al dobro (guitarras con resonador metálico), que rápidamente fueron aceptadas por algunos bluesman.
El sonido característico que revolucionaría ésta música surgió de las distintas formas de afinar el instrumento, pues permitían que no fuera necesario hacer las posturas y acordes clásicos y conseguir un nuevo sonido: más emotivo, más natural, más crudo, más surgido de la emoción.
   “Para conocerte a ti mismo tienes que conocer tu pasado,
 para saber a dónde vas, tienes que saber de dónde vienes”
Sabiduría popular.
II.                Origen:  

Se puede decir que el blues nace en el delta del Mississippi, en el sur de los estados unidos, el cual cuenta con una población mayoritariamente negra. En los alrededores del delta hay unas 1,000 hectáreas de algodonal, especialmente cerca de Clarksdale.
La mayoría de músicos del blues fueron trabajadores, en especial recolectores de algodón, es por eso que el blues es una de las músicas más tristes, nace de la opresión de una clase social que ni siquiera era tomada en cuenta para reconocer sus derechos civiles más elementales.
Grandes músicos como Robert Johnson, Son House, Skip James, Mississippi John Hurt, Charley Patton, Willie Brown y Muddy Waters, provenían de la plantación de Dockery en el corazón del delta.

Por lo tanto, el blues tiene su origen en las llamadas “work songs” o canciones que los trabajadores improvisaban y cantaban durante su jornada. Muchas canciones hablan sobre: Joe Turner, este fue uno de muchos personajes tristemente célebres por la manera en que embaucaba y engañaba a la población negra para esclavizarla. 
Al inicio el blues también estaba emparentado con los “hollers” o espirituales.  La música religiosa nació de la necesidad de sentir la esperanza de tener algo mejor, aunque fuera en otra vida. Más tarde hubo un alejamiento, el blues era muy mal visto por la población creyente, pues se trataba de música profana. Las letras cobraron un tinte romántico, hablaban del amor, pero siguieron siendo esencialmente tristes. Cuando decían: “mi mujer me engaña, mi mujer es mala conmigo”, como ellos mismo relatan no se referían más que a la relación impuesta por sus amos, son letras con trasfondo social.
Quizá lo más característico de esta música sea la desnudez: “Cada nota sale del alma y el canto es apasionado y áspero. Los ritmos son enérgicos, se tocan pocas notas y la guitarra se repite insistentemente”. (Moirón, 2012: 3)

III.             Intérpretes:

¿Quiénes eran estos músicos negros; que no sólo desarrollaron un sonido que representa una fuga para escapar a un lugar mejor, sino que también tuvieron un aporte en la lucha por los derechos sociales?   
 El primer  disco “Crazy Blues” lo grabó una cantante: Mammie Smith, en 1920.  Pero el músico más importante del género de las primeras décadas fue Robert Johnson.
Entre los primeros bluesman y los más destacados podemos mencionar a: LeadBelly, Dee Bellum, King Biscuit, Ferris Street, Bumble Bee Smith, Budy Bolden, Big Bill Bronzy, Lohn Jhonson, Jhon Lee Hocker, Sonny Boy Williams, Menphis Slim, Sam Chatmon, Howlin´Wolf, Lightnin Hopkins, Stephen Hames Taylor, Skip James  y J. B. Lenoir, entre otros.
Éste género también estuvo representado por mujeres, entre ellas: Leroy Carr, Ma Rainy, Sister Rossetta Tharpe, Mamie Smith, Clara Smith, Trixie Smith, Bessie Smith, Ida Cox, Catherine Handy Lewis, Dinah Washington, Elizabeth Cotton, Lucille Bogan, Koko Taylor…
También hubo varios músicos ciegos, muchos de ellos virtuosos, que también provenían del sureste: Blind Willie Johnson, Snook Eaglin, Pearly Brown, Gary Davis, Sonny Terry, Sleeapy Joe Estes, Blind Blake,  Simmie Dooley e incluso Ray Charles.
La mayoría de ellos fueron trabajadores, que provenían de hogares sumamente pobres y que vivieron en carne propia el racismo, la segregación social, la imposición de la “supremacía blanca”, en una época en donde los linchamientos y ahorcamientos de los esclavos se permitían y se justificaban. La cantante de jazz Billie Holliday lamentó estos hechos en su blues “Stranger fruits”.
Luego de la aparición de líderes sociales como Martin Luther King y Malcom X, y de sucesos tan importantes como “La marcha del millón de hombres” en Washington, comenzó a forjarse el ideal del nuevo hombre negro. El blues representa el origen, el recuerdo de los campos de algodón.
A partir de dichos sucesos, las letras del blues también cambiaron y se comprometieron con esa lucha por la libertad, junto con manifestaciones como el soul, por medio de consignas como: “Say it loud, I´m black and I´m proud” (“Dilo en alto: soy negro y estoy orgulloso”, James Brown.)
El blues en su origen fue una “música de raza”, pero a través del tiempo, pasó a ser mucho más que eso, representa el canto de los oprimidos, de miles de mujeres y hombres en condiciones duras, que a pesar de todo tienen la fortaleza de espíritu para cantar, para hacer de su dolor un hermoso lamento.
Con el paso del tiempo el blues se popularizó y fue reconocido por la población blanca. De hecho fue una influencia importante en la formación del rock and roll.  En 1927 “Dark was the night” de  Blind Willie Jhonson, fue grabado en Columbia, cinco décadas después, en 1977 llegó al espacio por medio de la sonda “Voyager” de la NASA, que fue enviada al espacio exterior con mensajes en 50 idiomas y con los discos más representativos del espíritu humano. He ahí los alcances del blues.

IV.             Las primeras grabaciones

William Christopher Handy más conocido como W. C. Handy fue el primero en publicar, en 1873, una canción de blues, él se autoproclamó el inventor del género, se dice que fue el primero en hacer un “slide”, utilizando el mango de su navaja para tocar, mientras esperaba en una parada de autobús. 
El primer  disco  de blues, fue grabado por Okeh Records en 1920: “Crazy Blues” de la  cantante: Mammie Smith. Entre 1920 y 1929 Blind Lemon Jefferson, grabó más de 100 canciones.
Un aporte fundamental para la historia de la música lo realizó John Lomax, quien viajó por todo el país y varios lugares del mundo, en la década de los treinta, recopilando música para la Biblioteca del congreso. Gracias a él se preservaron sesiones de muchos músicos pioneros de éste género, con sus variedades más tradicionales. 
Es importante contextualizar este auge de las  grabaciones que se dio en los años veintes. Cabe decir que la industria musical aún no estaba desarrollada y las “disqueras” no existían, eran las empresas encargadas de hacer muebles y  gramófonos,  quienes realizaban grabaciones, estas recopilaron las primeras piezas del blues.
En 1920 también comenzó  la ley seca (estuvo vigente hasta 1933), algunos negros que habían migrado a la ciudad, se empleaban en el tráfico clandestino de alcohol. El ambiente “bohemio” propiciaba que los músicos y cantantes de vodevil, pudieran vivir de sus representaciones y espectáculos.
La explotación y el racismo que sufría la raza negra estaba latente,  en 1927 la zona del Mississippi sufrió una gran inundación, y la población de color fue obligada a construir grandes diques, limpiar  y reconstruir las ciudades, realizando todas esas labores como “trabajo no remunerado”. 
Fue 1930 la década de la decadencia de estas primeras grabaciones, se dice que sobre todo influyeron dos sucesos: la gran depresión o el crack de la bolsa en 1929, y la aparición de la radio, que permitía tener acceso gratuito a la música, como resultado la mayoría de compañías que grababan y fabricaban los gramófonos, quebraron.

V.                Expansión geográfica

Las corrientes del blues, como las crecidas del Mississippi, comenzaron a esparcirse por todos lados, dando lugar a una variedad de estilos de blues norteamericano:
·         Piedmont: conocido como el blues de los Apalaches, abarca desde Florida, Carolina, Virginia, Georgia, Alabama,  Atlanta,  Arkansas y Tennesse. Tiene una fuerte influencia del ragtime, su principal característica es el método del “fingerpicking” al tocar la guitarra.
·         Texas: su primera estrella del folk blues fue Blind Lemon Jefferson, además de Blind Willie Johnson, está en la línea de lo que sería conocido como Holy blues o  blues con temática religiosa.
·         Chicago: desde la gran depresión cobró importancia, a raíz de la migración. Casi un 60% llegó proveniente del Mississippi, buscando incorporarse a las nuevas fuentes de trabajo, de este proceso nace el blues eléctrico, así como la incorporación de nuevos instrumentos como el piano, la armónica, bajo eléctrico, saxofón, trompeta y la batería, incorporada en 1940. De ahí surgió la disquera Chess Records (con la repercusión musical que esto implicó) y el compositor y contrabajista Willie Dixon.
·         California: vivió un proceso migratorio parecido, desde Texas, Louisiana y Oklahoma para trabajar en los astilleros. Este estilo fue mezclándose con el jazz, es conocido como el blues de la Costa Oeste. Logró un sonido característico que se conocería como Rythm and Blues (R&B) desde  1949 cuando un redactor de la revista musical Billboard, Jerry Wexler, (quien más tarde sería productor del sello Atlantic Record) lo nombró de esta manera.
Otros lugares destacados en cuanto a los estilos del blues son: Memphis como una zona de trabajadores negros en donde tuvo un gran auge el blues eléctrico. Saint Louis, como una ciudad importante como enclave fluvial y como centro industrial.  Nueva Orleans, la cuna del jazz como una gran fuente de pianistas y fusión de estilos musicales.  Por último, New York, ciudad en la que el blues ya tenía pocas reminiscencias del sur, un blues  acondicionado al teatro Apolo, como un espectáculo de entretenimiento. (Moirón, 2012: 6)

VI.             Mitos, leyendas y verdades:

Desde su separación con el góspel o la llamada  “música espiritual” en el siglo XIX, el blues siempre estuvo rodeado de leyendas relacionadas con sus intérpretes: Tommy Johnson fue el primero en decir que vendió su alma al diablo, dicen que Robert Johnson vendió su alma al diablo en una encrucijada  a cambio de la maestría tocando la guitarra, Peetie Wheatstraw  era llamado el yerno del demonio.
Sería muy difícil discernir qué tanto hay de verdad en estos mitos. Lo cierto es que al inicio, los músicos que tocaban blues fueron vilipendiados y estigmatizados, no sólo por la población blanca sino por la población negra creyente que relacionaba esa música mundana con lo inmoral, cuestión  que además, muchas veces sí era verdad. Un aura de “pecado” y de deseo rodeaba a los músicos, quienes llevaban una vida “inmoral” y bohemia, con los peligros que esto conlleva.
Las verdades del blues son otras, quizá todavía dolorosas para la humanidad, en especial para la sociedad norteamericana que aún tiene la tarea de lograr una integración social real, aunque la tarea de exterminar por fin los prejuicios raciales nos corresponde a todos.
J. B. Lenoir murió a los 40 años, en la década de los 60s, era un músico prolífico del blues eléctrico, que estaba realizando aportes importantes en cuanto a las letras del blues, con nuevas temáticas como la guerra de Vietnam y la lucha por los derechos civiles.  Murió a causa de la negligencia, ya que por ser una persona de color, en el hospital nadie tomó en cuenta sus lesiones tras un accidente de tráfico. 
La cantante Bessie Smith, en 1937, también murió desangrada tras un accidente de coche, ningún hospital quiso aceptarla por ser negra. En 1970 Janis Joplin, poco antes de su propia muerte, decidió pagar la lápida de la tumba de Bessie, según ella pagaba una especie de deuda, decía que: “Si no hubiera habido esta música, me habría marchado al infierno”.
Blind Willie Jhonson se quedó ciego a los siete años, cuando su madrasta le arrojó legía a la cara para vengarse de la golpiza que le había dado su padre.
Skip James desapareció durante 33 años, desde 1931 hasta 1964. Se dice que se refugió en el góspel durante un tiempo (su padre era pastor de una iglesia), al igual que muchos músicos que renegaron del blues durante un tiempo, mientras sólo tocaban espirituales, y que después estuvo muy enfermo. Reapareció públicamente en el primer festival de Newport, realizado el 29 de abril de 1967, al cual asistieron unas 18, 000 personas, dicen que en todo ese tiempo no había tocado la guitarra, cuando se presentó al festival todavía llevaba la identificación del hospital en donde había estado, sin embargo tocó la guitarra con la misma maestría que 33 años atrás.
Por eso dicen que: el blues es la verdad, que es una música con espíritu. Porque no puede ser una representación falsa como esos productos musicales de corta duración que abundan en nuestros días,  el blues brota desde dentro, es real, es una música con alma.  El blues se tiene o no se tiene y no puede comprarse ni puede fingirse.  

Bibliografía:

ª      García Ledesma Jorge.   El camino triste de una música, el blues en México y otros textos de blues.  2008,  Ediciones La Cuadrilla de la Langosta, México, Distrito Federal.
ª      Herzhaft,  Gerard, La gran enciclopedia del blues, Editorial Ma Non Tropp, PDF
ª      Miranda Fernando y R. J. Gauna, Raíces del blues, 2013, PDF.
ª      Moirón Eugenio, Historia del Blues, 2012, PDF.
ª      Roldán Calzado Juan Luis,  Ensayo: Mamá hay un hombre blanco en mi banda (una historia del blues en blanco y negro), 2013, Madrid, España, PDF.

Filmografía:

ª      Burnett Charles, Entre lo sagrado y lo profano, 2003. EEUU, 106 min. Vulcan Productions and Reverse Angle Internacional, Serie de 7 películas documentales: “The Blues” producidas por Martin Scorsese.
ª      Scorsese Martin. Nostalgia del hogar, 2003. EEUU y África (Malí), 103 min. Vulcan Productions and Reverse Angle Internacional, Serie de 7 películas documentales: “The Blues” producidas por Martin Scorsese.
ª      Wenders Wim, The soul of a man, El sentimiento del hombre. EEUU, 2003. 103 min. Vulcan Productions and Reverse Angle Internacional, Serie de 7 películas documentales: “The Blues” producidas por Martin Scorsese.



La importancia del Altiplano central en el desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas.

20 Mayo de 2014


Facultad de Ciencias Sociales
Campus III

Licenciatura en Historia, 2do. Semestre.

Materia: Mesoamérica

Profesora: 
Gloria de os Ángeles Santiago Lastra

Ensayo:
La importancia del Altiplano central
en el desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas.


Alumna:
Elizabeth Aracely Pérez Bezares.


Introducción

El Altiplano Central ha representado un eje de poder fundamental a lo largo de todo el desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas, un centro rector pero también un crisol cultural que fue depositario de diversas interpretaciones sociales, que a su vez se reinterpretaron y difundieron en infinidad de señoríos menores.
Por medio de este trabajo busco recuperar algunos de esos aspectos que llevaron al esta zona a tener una importancia tal, que repercutió durante el periodo colonial y aún en nuestros días. 
Las zonas que comprende dicho espacio, son los actuales estados de: Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Guerrero, Toluca  e incluso Hidalgo, en un espacio que abarca desde la formación de los primeros centros de poder hasta la caída de Tenochtitlán en 1521, haciendo un breve recorrido por el preclásico: 1700 a.C.- 100 d. C.), el clásico: 100 al 800 d.C. y el postclásico (800- 1000 d.C.)
Ya que dicho espacio-tiempo es muy amplio, buscaré centrarme sólo en aquellas nociones  que puedan ayudarnos a comprender mejor qué cuestiones políticas, sociales e ideológicas llevaron al Altiplano Central a ejercer tal influencia en el resto de Mesoamérica, y aunque en menor medida en Oasisamérica y Centroamérica.

La importancia del Altiplano central
en el desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas

En la zona sur del altiplano central de México nacen las primeras sociedades tribales jerárquicas. Se manifestó en grupos sociales que todavía tenían una economía, en cierta medida dependiente de la caza y la recolección. Se presenta una clara división jerárquica, sin embargo, no pueden llamarse “sociedades clasistas”, pues estos estratos aún no están tan claramente delimitados y formados.
Diversos autores, por medio de estudios y descubrimientos arqueológicos, han planteado diversas posturas acerca de los motivos que llevaron a dichos grupos a tener un desarrollo jerárquico. Entre ellos destaca:
·         Sanders y Price, se centran en el  aumento poblacional  y en el desarrollo e importancia que cobra la agricultura.
  • Pedro Armillas, afirma que el control ejercido se basaba mayormente en la religión, como fuerza de integración.
  • Piña Chan sostiene que el poder se gesta en los centros ceremoniales que reúnen un control sociopolítico, económico y religioso.
  • Palerm y Wolf, desde una visión neo-evolucionista, apuestan por un poder basado en el control de los medios tecnológicos, como el de la irrigación de la tierra, que llevó a una mayor estratificación social hasta desembocar en los llamados “estados despóticos”.
(Sarmiento, 2000: 339)
Cabe decir que la zona sur del Altiplano central no fue la única en donde comenzó a desarrollarse el modelo de sociedad tribal jerárquica, Sarmiento afirma que esto mismo, pudo desarrollarse en:
  • La Costa del Golfo entre 1500-700 a.C. (Olmecas)
  • El Valle de Oaxaca entre 1400- 450 a.C. (en San José Mogote)
  • Valle de Morelos entre 1500- 200 a.C. (Chacaltzingo)
  • Zona Maya.
Las características principales de estos nuevos modelos sociales, fueron: 
1.    Intensificación del desarrollo de la agricultura e innovación en los medios de cultivo. Se desarrollaron técnicas para el almacenamiento del excedente, esto condujo a reforzar la colectividad, a una mayor división del trabajo y un mayor control del territorio.
2.    Una Organización social basada en la unidad doméstica con pocas posibilidades de autosuficiencia, que lleva necesariamente al agrupamiento y  consecuente formación de linajes.
3.    Una Base económica basada en la producción por ciclos, o sea, distinguían periodos de cosecha y de espera, que permitieron el desarrollo de procesos no alimenticios.
4.    El Intercambio cobra mayor importancia a partir de la especialización. Mejoran las técnicas de extracción y producción para el aprovechamiento de los recursos,  y se le da mayor importancia a la formación de alianzas que posibilitan el comercio.
5.    La Jerarquía social puede basarse en el control por imposición armada o por superioridad numérica, así como por la producción de bienes no alimenticios de los que depende la comunidad, como conocimientos medicinales, religiosos, culturales…

Aspecto Geográfico

Considero que es necesario tomar en cuenta que ninguna de las características  mencionadas anteriormente hubiera podido desarrollarse en el área, en situaciones geográficas adversas similares a las de Aridamérica.  

En cuanto al aspecto geográfico del Altiplano Central, destacan ciertas características: tiene más de 700 km2 de lagos, entre ellos el  Xaltocan, Zumpago, Texcoco (que es el más grande y el más salino) Chalco y Xochimilco.  Dicha zona cuenta con tierras que necesitan de técnicas como la irrigación, tierras de somonte que son las más cultivables, sierras donde obtener material para la construcción, así como riberas para la obtención de sal. Es notorio que contaban con una gran riqueza económica que les permitió desarrollar una economía mixta basada: en la agricultura, la caza y la recolección. 
Al respecto Linda Manzanilla, menciona que la ubicación de Teotihuacán fue elegida estratégicamente debido a sus características geográficas:  
a)    cercanía a las mina de obsidiana de Otumba y a la sierra de las Navajas Pachuca
b)    Existencia de manantiales
c)    Posición privilegiada, ruta de acceso más sencilla entre la Costa del Golfo y la Cuenca de México
d)    La cercanía al sistema lacustre de Texcoco
(Manzanilla, 2001: 207)
 Por su parte Grove describe la zona como:
Los fértiles valles pluviales, con su clima templado y subtropical, brindan las condiciones ideales a los agricultores… también fue el caso en la cuenca de México, a pesar de su clima más frío, compensado tal vez por los ricos recursos que ofrecía el lago que dominaba la cuenca. El altiplano también se caracterizaba por su gran complejidad ecológica y geológica, mismas que produjeron una abundante y variada serie de recursos naturales y materiales”.
Es clara  la relación que existió en la formación de Grandes Centros de Poder en el Altiplano con la geografía de la región.
La  cronología, más utilizada actualmente, es la de Parsons, a través de ella podemos reafirmar la presencia en el Altiplano, de la mayoría de los centros que concentraron más poder en toda el área  mesoamericana.
En la zona se desarrollaron, desde el  Formativo temprano (1500- 1200 a.C.) zonas con presencia de almacenamiento en lugares de importancia como: Tlapacoya y Tlatilco.   
En el Formativo medio (1200-700 a.C.). Se evidencia la presencia de intercambio entre grupos. Destaca Ticomán.
Formativo tardío (700-300 a.C.) desarrollo cumbre de Cuicuilco, con una mayor presencia institucional, arquitectura religiosa. Por ejemplo la pirámide de Cuicuilco, como arquitectura funeraria, la cual tiene unos 27 m de altura y 80 m de diámetro.
Formativo terminal (300 a.C.- 100 d. C.), Cuicuilco alcanza su mayor extensión, se da un desplazamiento hacia el norte, al centro  regional en auge: Teotihuacán, que cuenta con un recurso tecnológico básico: la obsidiana.
Hay dos hipótesis acerca de la decadencia y el abandono de los sitios de mayor crecimiento:
1)    Gracias a un fenómeno natural, la erupción del volcán Xitle.
2)    Rivalidad entre dos polos que llevó al predominio final de Teotihuacán.
Destacan los dos aspectos primordiales que causaron el empoderamiento de estos centros, en primer lugar un aspecto geográfico, relacionado con un  aumento poblacional y por consiguiente a una  necesidad mayor de tierras de cultivo y en segundo término un sincretismo cultural que abordaré más adelante.
Durante el preclásico destacan muchas poblaciones de “Pueblos con una élite naciente”, entre ellas: Zohapilco- Tlapacoya, cerca del valle de Chalco. La ya mencionada Tlatilco que es la que más se ha estudiado. Chalcatzingo en Guerrero, que registra una gran similitud con la anterior,  posteriormente una influencia Olmeca y Xochitécatl en Puebla-Tlaxcala.
Interés especial merece el período clásico, en la fase de desarrollo de Teotihuacán, ya que a decir de Linda Manzanilla se trata de: “el primer momento de integración cultural macroregional y del establecimiento de una tradición compartida” (Manzanilla, 2001: 203)
Lo cual puede corroborarse por medio del uso de formas arquitectónicas similares (tablero talud), establecimiento de largas redes de intercambio,  uso del templo como eje político y religioso y el desarrollo cultural en general, con sus diversas manifestaciones como escultura, escritura, arquitectura, uso del calendario, etc.
Es notable el nivel de complejidad social que alcanzó en este punto el Altiplano, en especial en cuanto a la planificación urbanística, al trazado de calles, red de agua potable, alcantarillado y destaca especialmente la construcción de la Pirámide de Quetzalcoatl.
En la caída de Teotihuacán pudo haber influido:
“Causas agrícolas y deforestación, grupos de agricultores marginales poderosos, incursión de grupos nómadas y el cierre de las redes de abastecimiento” (Manzanilla, 2001:227)
Por primera vez, la riqueza de la zona, que la llevó a tener tal empoderamiento, pone el peligro el poderío de los pobladores. Durante muchos siglos este territorio sería una zona disputada por diferentes grupos debido a sus características.
La caída de Teotihuacán como un acto deliberado de destrucción, quizá por parte de Huastecos, Mixtecos o Chochopopolocas, nos lleva a corroborar cual era la importancia de este codiciado territorio. 
En general, todos los centros rectores de la zona tuvieron una presencia de desarrollo jerárquico muy marcado en los enterramientos, una estructura social compleja y una avanzada arquitectura, en gran parte gracias a las características  geográficas y tecnológicas del área.

Aspecto Cultural e ideológico

Por otro lado la cuestión cultural y la ideología también han estado sumamente ligadas al papel de centro rector que ha jugado esta zona.
Desde el periodo del formativo tardío se han encontrado en Cuicuilco y Tlatilco, esculturas y figurillas que evidencian cierta influencia Olmeca y de Occidente:


Durante el periodo Clásico, en Teotihuacán, lograron una unidad cultural mezcla de un sincretismo religioso y político, que incorporaba rasgos de diversas culturas, pero interpretados bajo una identidad común y propia que gozó de gran aceptación externa y se difundió por gran parte de Mesoamérica, en especial en cuanto al estilo arquitectónico, cerámica, escultura y ciertas tradiciones culturales.



Como en todas las culturas, la mitología cobró un papel fundamental en el desarrollo de las civilizaciones asentadas en el Altiplano, durante el periodo Postclásico, se formaron nuevos centros de poder, destaca la etapa Tolteca en Tula. Las fuentes postcoloniales destacan su origen mítico.
 Al respecto dicen que podría tratarse de “varias Tulas… conformadas como centros de poder que en sus momentos de gloria legitimaron a los gobernantes de los pueblos dependientes” (López Luján, 2001:123)
López Luján, reitera el hecho de que el siglo IX estuvo marcado por la movilidad social, y si bien en un principio los habitantes de Tula Xococotitlan provenían del norte de Teotihuacán, fue una sociedad que tuvo diversas proveniencias, desde los Toltecas, Chichimecas, Nonoalcas y Huastecos, sin embargo logró establecer una fuerte identidad cultural, como ejemplo basta mencionar los atlantes y el chac mool.


Durante la fase triple alianza, de igual forma el origen mítico de su proveniencia desde el lago de Aztlán, juega un papel fundamental en el asentamiento de esa migración Mexica y su rápido crecimiento y evolución.
Al respecto Obregón menciona: “Algunos se inclinan por creer que se trata de un arquetipo o representación simbólica, creado siglos después a imagen de su capital Tenochtitlán, como un intento de legitimación” (Obregón. 2001. pp: 283)

Especialmente este periodo resulta complejo por la abundancia de sitios importantes en la región, lo cual habla de una movilidad social constante, la necesidad creciente de los pueblos conquistadores de construir una identidad común.
Entre los sitios más importantes se menciona: Xaltócan, Azcapoztalco, Xochimilco, Texcoco, Tlatelolco y por supuesto Teotihuacán. Quienes durante todo el tiempo de su convivencia, tuvieron ciertos problemas, pues rivalizaban al desear el poder ideológico y cultural que controlaba la región.
Dicho proceso de rígida competencia por el control hegemónico de la zona, los llevó a intentar legitimar el poder  y justificarlo en sus zonas de influencia. El poder era, de alguna manera reemplazable, “usurpado”, tomado por los grupos más fuertes.
Por eso las triples alianzas cobraron especial importancia, la cosmovisión mesoamericana es compleja y sus bases religiosas y políticas estaban intrínsecamente ligadas: “para los mexicas el mundo estaba dividido en tres partes. La parte superior estaba ocupada por los dioses…la parte inferior del cosmos por la frías regiones de los muertos” (López Austin, 2001: 168), ambas podían traer consecuencias benéficas y perjudiciales pues representaban la dualidad.
La zona del Altiplano central vivió  este proceso repetidas veces, la política centralizadora de Tenochtitlán, fue certera, pues con el tiempo la tendencia natural a rebelarse comenzó a decaer (Obregón. 2001: 311).
Sin embargo este patrón de asimilaciones ideológicas, sociales, políticas y religiosas, cambiantes acorde al grupo de poder que demostrara haber sido el más fuerte, y el consecuente sometimiento a nuevos aparatos ideológicos tuvo una fuerte repercusión en el   proceso de conquista.
 Al respecto Navarrete Linares, nos exhorta a no olvidar el papel que tienen los pueblos originarios, en el proceso de conquista, no dejar de lado pues su realidad de actores sociales, con el poder de transformar la realidad.
La conquista del Altiplano Central, “fue la más temprana y la más rápida”, esto debido al proceso continuo que sufrió la zona, en que cada grupo que ascendía en el control político buscaba legitimar ideológicamente su poderío, los pactos y alianzas que continuamente establecían entre ellos:
Los altepeme aceptaban por la fuerza al dominador del momento, pero siempre quedaban a la espera de una nueva alineación de poderes que les permitiera sacudirse de su yugo” (Navarrete, 2001: 377)
Esto es muy interesante y explica en gran medida porqué se dio de una  manera tan relativamente rápida la caída del imperio Mexica y porqué la gran mayoría de grupos mesoamericanos establecieron alianzas con los españoles.
[La dominación española, se consolidó rápidamente, pues estos la aceptaron por razones muy similares a las de los indígenas del Altiplano: una representación pragmática de la fuerza de los españoles y su asimilación a la antigua figura mesoamericana del pueblo extranjero conquistador. En este sentido, una historia Quichés se refiere a la llegada de los españoles simplemente como “la conquista nueva”] (Navarrete, 2001, 385)

Conclusión:

Es importante intentar comprender cuales fueron los motivos que llevaron a las sociedades mesoamericanas a tener una fuerte disputa por el Altiplano Central,  que nos obliga a profundizar en su contexto histórico y nos ayuda a la comprensión histórica de los procesos sociales y no  sucesos sociales.
He intentado resumir en dos puntos fundamentales la disputa por el control hegemónico, en primer lugar debido a las características geográficas de la zona, que permitieron que se dieran las condiciones para  llegar a la complejidad alcanzada por estas sociedades.
En segundo término el aspecto ideológico y cultural, como  parte de un aparato estatal rígido, que tenia una importancia fundamental en la legitimación del poder en las sociedades mesoamericanas. 
La complejidad de cada grupo social, el espacio extenso y su periodicidad, hacen que sea  difícil analizar cuales fueron las causas que llevaron al desarrollo político, social e ideológico de la zona, sin embargo creo que estos dos aspectos, resumen de manera simple este importante proceso para el entendimiento de nuestra historia.






Bibliografía:

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ф    López Austin, Alfredo, 2001. El cosmos según los Mexicas, en: Atlas histórico de Mesoamérica (Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján, compiladores), Referencias Larousse, México.  pp. 168- 171.
ф    López Luján, Leonardo, 2001. El Altiplano central en la época tolteca, en: Atlas histórico de Mesoamérica (Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján, compiladores), Referencias Larousse, México.  pp. 123- 128.
ф    Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján 2001. La zona del Altiplano central en el Clásico, en: Historia Antigua de México,  Volumen II (Linda Manzanilla y, coordinadores) 2ª edición. CNCA- INAH, UNAM. Editorial Porrúa. pp.: 204- 233.
ф    Navarrete Linares, Federico, 2001, La Conquista de México y el régimen colonial, en: Historia Antigua de México,  Volumen III (Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, coordinadores) 2ª edición. CNCA- INAH, UNAM. Editorial Porrúa. pp.371- 401.
ф    Noguez, Xavier, 2001. La zona del Altiplano Central en el Postclásico: la etapa tolteca,  en: Historia Antigua de México,  Volumen III (Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, coordinadores) 2ª edición. CNCA- INAH, UNAM. Editorial Porrúa. pp. 199- 233.
ф    Obregón Rodríguez, Ma. Concepción, 2001. La zona del Altiplano Central en el Postclásico: la etapa Triple Alianza, en: Historia Antigua de México,  Volumen III (Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, coordinadores) 2ª edición. CNCA- INAH, UNAM. Editorial Porrúa. pp. 277- 315.
ф    Piña Chan, Román. 1963. Ciudades Arqueológicas de México, I.N.A.H. México. pp. 30-41
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ф    Sarmiento, Griselda. 2000. La creación de los primeros centros de poder, en: Historia Antigua de México,  Volumen I (Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, coordinadores) 2ª edición. INAH- UNAM. pp: 335-362