lunes, 19 de agosto de 2013

La Poesía en la práctica de Gabriel Zaid

o cómo escribir un buen ensayo,
como descubrir la inhabitabilidad del mundo,
y como encontrar un rayo de esperanza. 

"Hay que ver la poesía en la práctica: en el mundo del trabajo y los negocios, del prestigio social y el poder político, de la ingeniería y las computadoras, de la vida amorosa y cotidiana.
La inspiración creadora no sólo hace versos: sopla y lo mueve todo. En ese movimiento, la práctica no es algo estrecho, mecánico y sin misterio, sino creación; y la poesía es práctica: hace más habitable el mundo.
Alguna vez lo músico fue todo lo inspirado por las musas, no una especialidad. Alguna vez poesía y práctica, no una especialidad. Alguna vez poesía y práctica fueron sinónimos, con poca diferencia. Hacer cosas (produciéndolas, fabricándolas, inventándolas, escribiéndolas)  eran poiein (de donde viene poesía). Hacer cosas (en el mundo de la acción) era prattein (de donde viene práctica). Desgraciadamante, la posía se ha vuelto cosa de especialistas y como muy opuesta a la práctica. Pero hay que verla en todo hacer inspirado.
Escribí estos ensayos por primera vez entre 1963 y 1967. Los he vuelto a escribir varias veces. Esta versión es la más breve y quizá la más clara, en dos cuadernos. Ambos parten de una negación que asumen y disuelven. La ciudad y los poetas acepta que la poesía no es negocio, pero así desemboca en otra visión de los negocios, y en general, de la poesía en la práctica social. La máquina de cantar acepta que hay computadoras que hacen versos, pero así replantea el proceso creador y observa la poesía en la práctica física.
Que las musas del hacer inspirado visiten al lector. Sobre todo si está sumergido en la práctica y se suente lejos de la poesía. También si tiene el privilegio de vivir en la poesía y se siente lejos de la práctica.
Zaid, G. (1985) La poesía en la práctica. México, D.F: Fondo de Cultura Económica"

Los detectives salvajes o la telaraña de Bolaño







Hilo blanco, prácticamente lechoso, azucarado que nos envuelve en esta especie de ficción y/o de realidad, en desequilibrio, perdemos pie y caemos de la cuerda, nos vemos atrapados de nuevo en la malla, otra red suprema de historias reales, de historias ficticias. Personajes entrañables, que (por ello quizá) se repiten a lo largo de la obra de Bolaño, siempre el sabor amargo de la clandestinidad, el sabor a herrumbre de saberse perdido en una selva inhóspita, perdido y profundamente solo, solo como Quim en el manicomio, como Belano en su viaje al medio oriente, como Ulises Lima en una carreta de Sonora, como Cesárea en un pueblo de asesinos, sola como Lupe en una habitación de hotel, solo y en un país extraño, ajeno al propio de no rebasa las líneas de nuestras manos y de nuestros pies, todo lo demás es otra cosa, es un espacio muerto por el que nos obligan (nos obligamos a caminar) Hay que leerla para perderse o para encontrarse y porque a pesar del premio Herralde que le otorgaron en 1998 y en 1999 el Rómulo Gallegos, la novela conserva un sabor cercano, un sabor de tierra y no de nube, tal vez por la cercanía que en realidad tenia el autor con los infrarrealistas o sea los real visceralistas.



De quienes dice internet:
“El infrarrealismo es un movimiento poético fundado en 1975 en México, D. F. por un grupo de veinte poetas jóvenes, entre los que se encontraban Roberto Bolaño, Mario Santiago Papasquiaro, José Vicente Anaya, Rubén Medina, José Rosas Ribeyro, entre otros, en su mayoría mexicanos.
El infrarrealismo está emparentado con el dadaísmo, y su etapa inicial, la más importante, duró hasta 1977, con la partida de Papasquiaro y Bolaño a Europa.2 Sin embargo, luego del retorno del primero a Ciudad de México en 1979, el movimiento continuó liderado por éste, siendo en la actualidad mantenido por algunos de sus miembros originales, así como por otros nuevos.4
Los infrarrealistas, también conocidos simplemente como «infras», tomaron como consigna5 la frase de Matta «volarle la tapa de los sesos a la cultura
http://bits.wikimedia.org/static-1.22wmf12/skins/common/images/magnify-clip.png
Fundación del movimiento
El grupo se comenzó a conformar principalmente por iniciativa del chileno Roberto Bolaño y del mexicano Mario Santiago. El primero se había ido a Chile en 1973 con el propósito de apoyar el gobierno de Salvador Allende y de la Unidad Popular, pero regresó a México ese mismo año huyendo del Golpe de Estado que dio comienzo al Régimen Militar. Poco después de su regreso, ambos poetas se conocen en el Café La Habana de la ciudad capital, iniciando una fuerte y prolongada amistad. Entonces comienzan a reunirse con otros amigos y a contactar con poetas conocidos que consideraban aptos para formar parte de un nuevo movimiento literario.7
Luego de algunas reuniones previas, varias de ellas en la casa de José Vicente Anaya, el movimiento se fundó formalmente en 1975 en la casa de Bruno Montané Krebs,8 en una oscura sala sin ventanas ubicada en la Calle Argentina del sector de El Zócalo, en pleno Centro Histórico de la ciudad. Esta reunión, a la que asistieron unas cuarenta personas, fue dirigida por Bolaño. Entre los asistentes, además de los futuros infrarrealistas que conformarían a partir de entonces el movimiento, se encontraban algunos amigos cercanos y simpatizantes como Carla Rippey o los hermanos Ricardo y Juan Pascoe, además de algunos curiosos.5
De acuerdo con una lista confeccionada por José Vicente Anaya sobre los «Poetas fundadores del Infrarrealismo», el grupo quedaría inicialmente conformado por los siguientes veinte poetas:5
Además de todos ellos se encontraba Darío Galicia, amigo de la adolescencia de Bolaño, quien no quiso pertenecer oficialmente al movimiento, a pesar de que informalmente fue reconocido como un infrarrealista más.9
Todos eran mexicanos, salvo los chilenos Bolaño, Harrington y Montané, y el peruano Ribeyro. En cuanto a su parentesco, tanto los Méndez como las Larrosa eran hermanos, mientras que Lebrija era prima de estas últimas. Ochoa y Peguero eran entonces pareja y lo continuaron siendo.5 Lisa Johnson fue el mayor amor de Bolaño en México, y el quiebre de esta relación fue una de las principales razones de que éste dejara más tarde dicho país para siempre.9
La mayoría provenía del taller de poesía de Juan Bañuelos de la UNAM y del taller de Alejandro Aura en Casa del Lago. Los restantes eran amigos de algunos de ellos, como el caso de Piel Divina, compañero de Universidad de Rubén Medina en la carrera de filosofía.10 La mayoría tenía 22 años como Bolaño; el más joven era Harrington, con 15 años, y el mayor Anaya con 28. Algunos de ellos estudiaba, mientras que otros habían dejado sus estudios o bien no habían continuado estudios superiores.5
Primeras lecturas
La primera lectura poética de los infrarrealistas se realizó a fines de 1975 en el segundo piso de la Librería Gandhi, ubicada en la calle Miguel Ángel de Quevedo junto al parque Tagle, gracias a gestiones de Anaya, quien se consiguió el espacio para realizar lecturas todos los viernes durante dos meses. Esta primera lectura estuvo llena y se consideró un éxito. Leyeron Anaya y Bolaño, quien dio algunas ideas de lo que más tarde aparecería en el primer manifiesto infrarrealista. La lectura estuvo acompañada de música en vivo interpretada por Mara Larrosa, Lorena de la Rocha y Darío Galicia, amigo de los infras. Además participaron otros amigos cercanos tales como los artistas plásticos Carla Rippey y Rodolfo Sanabria. El debut buscó de alguna manera asemejarse a lo que fue el de los beats en 1955, liderado por Jack Kerouac.10
Los infrarrealistas también hicieron dos lecturas de poemas en la Casa del Lago, que entre 1974 y 1976 fue dirigida por Hugo Gutiérrez Vega, poeta, escritor y académico mexicano, presidente del Comité de Apoyo a la Unidad Popular de Chile, que se llevaba bien con los miembros del grupo. En uno de estos recitales los infrarrealistas se tomaron las fotografías que figuran en el único número de su primera revista literaria, Correspondencia infra, revista menstrual del movimiento infrarrealista.5
Publicaciones y separación
A mediados de 1976, luego de que Octavio Paz dejara la revista Plural por problemas políticos, en lo que se conoció como «el golpe de Excélsior», y fuera nombrado director Roberto Rodríguez Baños, los infrarrealistas volvieron a tener oportunidades de publicar en revistas oficiales. Así, en octubre del mismo año Mario Santiago publicó en el número 61 de Plural una reseña y traducción de poemas sobre el poeta y novelista beat Richard Brautigan. Luego en diciembre, en su número 63, la revista publicó Seis jóvenes infrarrealistas mexicanos, con selección e introducción de Mario Santiago, en la que figuraron Darío Galicia, Mara Larrosa, Rubén Medina, Cuauthémoc Méndez, José Peguero y el mismo Mario Santiago. En enero de 1977 Bolaño publicó en el número 64.9
También en 1976 los infrarrealistas publicaron su primera antología, titulada Pájaro de calor, ocho poetas infrarrealistas, prologada por el poeta y periodista español radicado en México Juan Cervera Sanchís, cliente asiduo del Café La Habana y simpatizante de la energía juvenil de los infras.9
Poco antes de la publicación de Pájaro de calor, Lisa Johnson rompió con Bolaño, quien dejó patente este hecho en un poema de dicha obra. Esta fue una de las principales razones de que Bolaño decidiera irse de México y partir rumbo a España,9 específicamente a Barcelona, donde estaba viviendo su madre, quien se había ido de México a mediados de los años 1970.10 Sin embargo, antes de su partida dejó acordada con la Editorial Extemporáneos la publicación del libro Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego. Once jóvenes poetas latinoamericanos, que apareció en julio de 1979 y que corresponde a una antología que incluye poemas de Luis Suardíaz, Hernán Lavín Cerda, Jorge Pimentel, Orlando Guillén, Beltrán Morales, Fernando Nieto Cadena, Julián Gómez, Enrique Verástegui, de él mismo, Mario Santiago y Bruno Montané. El libro está prologado por Miguel Donoso Pareja, posee una presentación de Efraín Huerta y fue el primero de aquella época de los infrarrealistas que fue costeado enteramente por la casa editora y no por ellos mismos.9
Roberto Bolaño dejó México en 1977, tiempo después de que lo hiciera también Bruno Montané, con quien se reencontraría en Barcelona. Mario Santiago, por su parte, se fue por un tiempo a París e Israel. Rubén Medina y José Peguero, intentando reagrupar a los infras que quedaron en el D. F., y al mismo tiempo como acto simbólico de despedida, gestionaron la publicación de un único número de la revista Correspondencia infra, revista menstrual del movimiento infrarrealista en octubre/noviembre de ese año. Dicha revista tuvo una tirada de cinco mil ejemplares, de los cuales se conservan actualmente muy pocos originales; incluye el «manifiesto infrarrealista» escrito por Bolaño, y el primer poema que contiene es el de Papasquiaro titulado «Consejos de un discípulo de Marx a un fanático de Heidegger», escrito en los tiempos en que frecuentaba el taller de Juan Bañuelos, y que sirvió de inspiración para el título de la primera novela de su amigo Bolaño, viviendo ya en España: Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, escrita a dúo junto con A. G. Porta. Los poemas de esta revista se caracterizan por su variedad estilística.9
Los años siguientes


Los años siguientes a la partida de Bolaño, Papasquiaro y Montané al extranjero, varios también decidieron irse de Ciudad de México, y sólo algunos continuaron carreras literarias, si bien la mayoría se dedicó a actividades artísticas. Así, por ejemplo, Rubén Medina se fue a Estados Unidos a estudiar literatura; Harrington regresó a Chile para realizar estudios de cine; Gelles Lebrija se fue a vivir a Tijuana; Piel Divina a París; los hermanos Méndez regresaron a Morelia, su tierra natal, donde se dedicaron al periodismo y durante un tiempo fueron panaderos, y José Vicente Anaya se dedicó a recorrer México durante cuatro años. Lorena de la Rocha se dedicó a la composición de música clásica y al teatro; Vera Larrosa a la danza y al teatro,9 y su hermana Mara a la pintura, continuando ambas en el D. F.4 Darío Galicia sufrió de dos aneurismas, quedando con secuelas permanentes.9
De los antiguos infrarrealistas, sin duda el que ha alcanzado mayor prestigio internacional es Roberto Bolaño, quien en Barcelona se afianzó como novelista, publicando numerosas obras para la Editorial Anagrama, entre las que destacan principalmente Los detectives salvajes, inspirada justamente en su vida con los infrarrealistas en Ciudad de México y ganadora del Premio Herralde y el Rómulo Gallegos; así como 2666, galardonada en España, Chile y Estados Unidos, y también ambientada en México.9 Anaya, Medina y Montané también continuaron una carrera literaria, realizando varias publicaciones.9
Los detectives salvajes
Artículo principal: Los detectives salvajes.
El movimiento infrarrealista adquirió reconocimiento mundial a través de la galardonada novela Los detectives salvajes (1998) de Roberto Bolaño, donde el escritor rememora el movimiento poético, retratándose a sí mismo, a su amigo Santiago Papasquiaro y a otros infrarrealistas de la época. La prensa crítica estadounidense, por su parte, en ocasiones llamó al infrarrealismo como «modernismo visceral» y «realismo visceral»,19 siendo este último el término utilizado por Bolaño en su obra.
Estilo e influencias
Según la periodista y estudiosa del movimiento, Montserrat Madariaga, el infrarrealismo nunca se caracterizó por tener un estilo ni una estética particular, sino más bien por una manera de afrontar el acto poético, hecho que resume de la siguiente manera:9
«El infrarrealismo es más una unión de actitudes, una postura ante la vida que una forma de hacer poesía.»
Montserrat Madariaga
Esta idea se refuerza por lo declarado en 2006 por el propio infrarrealista José Vicente Anaya:5
«Yo creo que formalmente no todos escribíamos igual pero sí estábamos convencidos de hacer una poesía viva, de experiencias vivificantes, o sea no estar inventando que haces el amor, sino que realmente hacerlo en tu poema, realmente ver cosas extraordinarias y no usar la imagen como recurso literario. Lo que vives hace la poesía.»
José Vicente Anaya

http://bits.wikimedia.org/static-1.22wmf12/skins/common/images/magnify-clip.png
El movimiento estuvo marcadamente influenciado por los poetas de la Generación beat estadounidense de la década de 1950. Los infras pudieron leer a los poetas de este movimiento gracias a la revista de poesía beat bilingüe El corno emplumado / The plumed horn, editada en treinta y dos números entre 1962 y 1969 por el matrimonio conformado por el poeta y escritor mexicano Sergio Mondragón y la poeta beat estadounidense Margaret Randall. En particular, los infrarrealistas leían mucho a Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William Burroughs.10
Madariaga escribió al respecto lo siguiente:
«La poesía infrarrealista nace de esa necesidad de liberación de todas las convenciones y límites que la sociedad impone en aras del orden.»
Montserrat Madariaga
Aclarando que por «esa necesidad» se refiere a una análoga a la buscada por la Generación beat.10
También sentían simpatía por los estridentistas, movimiento vanguardista mexicano de principios de los años 1920, liderado por Manuel Maples Arce y a quienes varios consideraron sus antecesores, en la medida que ambos buscaron introducir en la cultura mexicana las vanguardias europeas. En 1928 aparecieron Los Contemporáneos, agrupados en torno a la revista Contemporáneos, pero que sin embargo no fueron un movimiento propiamente tal, al no poseer un manifiesto ni una cohesión estética, ética o cultural. Los infrarrealistas no sintieron un aprecio especial por estos últimos.11
Los infrarrealistas eran de izquierdas, con ideas trotskistas y revolucionarias. Aunque la mayoría no eran militantes políticos, persiguiendo expresarse a través de la literatura, hubo algunas excepciones, como los hermanos Méndez y Piel Divina, miembros de la Liga Socialista, heredera de la Liga Leninista Espartaco, fundada por José Revueltas en 1960. Cuauhtémoc fue además líder sindical de la Sección 87 de Secretaría de la Salud.5
José Revueltas fue además de un líder político para algunos, un guía literario para otros.5 El más cercano a él de los infrarrealistas fue Mario Santiago, quien lo iba a visitar a su casa —por intermedio de Mario también recibió a Ramón Méndez— para conversar de literatura. Luego de la muerte de Revueltas, Mario Santiago —cuyo verdadero nombre era José Alfredo Zendejas Pineda— amplió su nombre artístico agregando el apellido de Papasquiaro, por Santiago Papasquiaro, municipio del estado de Durango donde había nacido su mentor.11
Otro poeta mayor que también fue considerado un maestro por el movimiento fue Efraín Huerta, quien era visitado frecuentemente en su casa por poetas jóvenes, al vivir en la calle Lope de Vega, de camino a la Casa del Lago. En este caso, de los infrarrealistas el que iba con más asiduidad a visitarlo era Bolaño. Revueltas y Huerta no ejercieron sobre los infrarrealistas una estilística, sino más bien una empatía ideológica, pues ambos eran considerados por ellos poetas rebeldes.11

http://bits.wikimedia.org/static-1.22wmf12/skins/common/images/magnify-clip.png
Juan Ramírez Ruiz, Jorge Pimentel y Enrique Verástegui, miembros del Movimiento Hora Zero, en la Plaza de Armas de Chiclayo, en abril de 1970.
Otra influencia, esta vez proveniente del Perú, fue el Movimiento Hora Zero, grupo de poesía vanguardista fundado por Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz en 1970. Papasquiaro mantenía correspondencia con Ramírez desde incluso antes de que se creara el infrarrealismo, llegando a escribir una sección completa sobre ellos en una revista llamada Zarazo 0 de un único número que publicó en enero de 1974. Por otra parte, el único infrarrealista peruano, José Rosas Ribeyro, tuvo lazos con Hora Zero antes de irse a vivir por un tiempo a México, lo que afianzó aún más el lazo y les permitió conocer sus trabajos de primera fuente. La influencia con este movimiento es tal, que Bolaño escribe en el primer manifiesto infrarrealista que «nos antecede Hora Zero».9
Finalmente, Hugo Gutiérrez Vega, quien conoció a los infrarrealistas personalmente, declara que si bien identificaba en ellos una actitud parecida a la de los surrealistas y dadaístas, y que la historia literaria de México no les brindó la notoriedad que se merecían, duda de si hayan conseguido ser realmente un grupo vanguardista como los dos anteriores.9
Organización
Los líderes del movimiento eran Roberto Bolaño y Mario Santiago, y si bien no seguían una organización formal, según Rubén Medina era Bolaño quien planeaba las publicaciones y los recitales, contactándose con artistas plásticos y editores, mientras que Mario Santiago era quien se dedicaba a buscar nuevos integrantes para el grupo,5 si bien Bolaño también cumplió con este papel al regresar desde Chile.7 Bolaño además se encargaba de definir en primer término los fundamentos del movimiento, consultando luego a Mario Santiago y algunos otros acerca de éstos.5
Guadalupe Ochoa, por su parte, afirmó en una entrevista en 2006 que a pesar de considerarse liberales y rechazar las normas sociales, el grupo no escapaba por entonces del machismo imperante, estando las mujeres del grupo marginadas de la toma de decisiones en las ediciones de sus publicaciones.5
Bolaño también fue quien escribió el primer «manifiesto infrarrealista», publicado en la revista Correspondencia infra, revista menstrual del movimiento infrarrealista, a pesar de que Mario Santiago y José Vicente Anaya también redactaron sus versiones. Este liderazgo autoimpuesto de Bolaño en el grupo conllevó en ocasiones discusiones entre éste y otros miembros, como Vicente Anaya, Ramón Méndez y Juan Esteban Harrington.16
Los infrarrealistas solían reunirse en el Café La Habana, en la esquina de la calle Bucareli con Morelos, y en la Casa del Lago, donde se hacían lecturas poéticas. A veces elegían cafés de chinos y tabernas céntricas, o se juntaban en casas de algunos de ellos: la de Anaya, en colonia Nápoles, la de las hermanas Larrosa en colonia Hipódromo Condesa o la de Montané en El Zócalo. Adicionalmente, también se reunían en casa de Carla Rippey, que vivía junto a la imprenta donde trabajaba Juan Pascoe, y que solían utilizar para imprimir sus trabajos. Todas estas reuniones solían acabar frecuentemente en fiestas que se extendían hasta muy avanzada la noche”.

miércoles, 24 de julio de 2013

LOS OJOS AZULES




Complejo de Edipo; si…
¿Pero como nombrar a la excitación provocada por la madre en la hija? ¿Complejo invertido de Electra? ¿Relacionarlo quizá con una ejemplar discípula de Safo? Esto es lo que nos obliga a preguntarnos Michael Haneke el director de la cinta “La pianista”  estrenada en 2001, basada en la novela Die klavierspielerin, de Elfriede Jelinek del género drama.
La protagonista encarna la sexualidad como una herida honda que la desangra lentamente. La película obliga a afirmar con “Los ojos azules pelo negro” de Marguerite Duras: “Quizá pueda  vivirse el amor así, de un modo horrible”.
 La pianista, sufre la sexualidad como una llaga abierta, se flagela a través de ella y es únicamente, a través de este dolor, de esta angustia, que puede regocijarse. Su goce es sufrimiento, el placer de su entrepierna cuando introduce en su sexo navajas de afeitar.
La voluptuosidad ¿Qué encierra esta laberinto, que no necesita ser siquiera guardado minotauro alguno?
Podemos remontarnos a la pequeña muerte que narra George Bataille donde el orgasmo es agonía dulce, donde el amor es la inocencia de un asesinato místico, de un cadáver con carne todavía tibia. ¿A dónde nos conducen sus ritos? ¿Qué representa esa imagen cósmica da la entrepierna de Simona, el monte coronado por el ojo azul, terminando en el río de orín que le brota, que semeja surcos de lagrimas?¿A que cajón oscuro dentro del armario del subconsciente, al que es preciso entrar con un pañuelo de seda negra sobre el rostro, nos acerca este oscuro pasaje?
O aquel otro, Julieta ruega el esclavo que escriba su nombre, su historia, su pasado, que las tatúe con agujas sobre ella, se lo ruega porque por fin se ha enamorado ¿Alguien puede ver solo una contradicción en este hecho narrado por el Marques de Sade?
¿A donde pretende llevarnos Milan Kundera al recordar los poemas de Guillaurme  Apollinaire sobre las nueve puertas del cuerpo femenino?
“La puerta suprema, la puerta de los sortilegios a los que nadie se atreve a hablar…El ojo del culo es el punto milagroso en el que se concentra toda la energía nuclear de la desnudez…La vulva es un lugar registrado, clasificado, controlado, comentado, examinado, experimentado, vigilado, alabado, celebrado, túnel por donde pasan las generaciones. Sólo los necios se dejan convencer de la intimidad de este lugar, el más público de todos. El único lugar realmente intimo, es el ojo del culo, el ojo del culo del que se desprende una luz macilenta que llena las entrañas del universo”
Sin duda nos recuerda la historia del ojo de Bataille: “las regiones pantanosas del culo, que solo tienen semejanza con los días de tormenta, con presagios de inundaciones o con las emanaciones de los volcanes y, que también como los volcanes inician su actividad entre augurios de la catástrofe”
La sexualidad humana es un jardín oculto, algunos descubren la llave en los frutos colgantes del árbol de la belleza, en las semillas de la libertad, en las piedras del río de la pureza. Otros mas, la descubren el en fango, la llave que los transporta es el horror, las telarañas que tejen con sangre y lagrimas, la tibieza de la muerte.
Aquí la paradoja, la copula como fuente de vida el orgasmo como un gemido de angustia, la ultima caída, el paroxismo final, esa muerte chiquita.
Si nos adentramos en la profundidad del jardín encontraremos que lo sagrado forzosamente rayara con lo profano, de ahí que algunos tengan miramientos  por comer de todos los frutos. La  manzana del pecado esta carcomida por gusanos, al tacto es jugosa y fresca pero al gusto se percibe ligeramente pútrida ¿Qué decir si algunos encuentran el sabor especialmente delicioso?
El laberinto de la mente humana fue construido sin salida, todos los caminos conducen al jardín y este jardín a su vez conduce al laberinto. ¿Que llave nos abrirá las puertas? Las posibilidades de elección son infinitas. Nos hallamos ante un círculo cerrado en cuyo centro solo se podría escribir “misterio” en letras blancas y en letras negras. En este punto las opiniones son intrascendentes, tanto como preguntarnos si ¿es más normal la vida o la muerte?
Quizá lo mejor sea la sinceridad, virtud humana de las más difíciles de cultivar, a veces imposible hasta con uno mismo, como diría Miller: “Quiero los palos funerarios en Madagascar, con un animal encima de otro y en la cúspide Adán y Eva con un rudo y honesto tajo entre las piernas. Quiero hermafroditas que sean verdaderos hermafroditas y no falsarios que caminan con penes atrofiados y vaginas secas. Quiero una pureza clásica, donde la porquería sea porquería y los ángeles sean ángeles.”
Si todavía no han experimentado esta desgarradura visual (al estilo de Cioran) del director Michael Haneke ojala se decidan a hacerlo, y de ser posible  adentrase en la demás filmografía, en la agonía lenta, la nausea, las tomas pausadas en donde la violencia tiene un tinte de lentitud: El séptimo continente, Benys video´s, Funny Games, El tiempo del lobo, 2005 cachz, y  71 fragmentos de una cronología del azar.

Escrito a finales de 2008.